CNEIP
VOLUMEN  6  |   NÚMERO Migraciones  |  2024

Artículo de investigación
CNEIP
Construcción de la identidad migrante desde la diáspora venezolana en Hispanoamérica: Una aproximación cualitativa
Construction of Migrant Identity from the Venezuelan Diaspora in Hispanoamerica: A Qualitative Approach
DOI  https://doi.org/10.62364/cneip.6.2024.220
Carlos Augusto Guerrero Alonso*y Aura María Moreno Herrera*
Equilibrium CenDe

Citación
Guerrero-Alonso, C.A., Moreno-Herrera, A.M. (2024). Construcción de la identidad migrante desde la diáspora venezolana en Hispanoamérica: Una aproximación cualitativa. Enseñanzas e Investigación en Psicología Nueva Época, 6(Migración), 248-257. https://doi.org/10.62364/cneip.6.2024.220

Artículo  enviado 10-09-2023,   aceptado 21-02-2024,   publicado 26-02-2024.  

Resumen
El presente artículo aborda los múltiples aspectos que intervienen en la construcción de la identidad migrante, tanto como mecanismo de adaptación al nuevo destino, como de conservación de aspectos culturales del país de origen; presentes en personas pertenecientes a la diáspora venezolana. Para ello se utilizó una investigación cualitativa ejecutada por Equilibrium CenDE en el año 2022 a través de tres grupos focales de jóvenes venezolanos en Bogotá, Ciudad de México y Buenos Aires. Los testimonios obtenidos en los grupos focales realizados permitieron establecer tres categorías de análisis: duelo migrante, expresividad del gentilicio y formas de vinculación con la cultura receptora. Los resultados demuestran que la construcción de la identidad migratoria varía entre las distintas personas, influenciada por factores individuales, y colectivos, así como coyunturales y estructurales.

Palabras clave
migración, identidad migrante, desplazamiento forzoso, cultura


Abstrac
This article addresses the multiple aspects involved in constructing migrant identity, both as a mechanism of adaptation to the new destination and as a mechanism of conservation of cultural aspects of the country of origin in persons from the Venezuelan diaspora. For this, qualitative research executed by Equilibrium CenDE in 2022 through 3 focus groups of young Venezuelans in Bogotá, Mexico City, and Buenos Aires is used. The testimonies obtained in the focus groups allowed us to establish three categories of analysis: migrant bereavement, expressiveness of the people, and ways of linking with the receiving culture. The results show that the construction of migration identity varies between people and is influenced by individual and collective factors and conjunctural and structural factors.

Keywords
migration, migrant identitym forced displacement, culture transculturality


La emigración venezolana es principalmente un desplazamiento forzoso, entendiéndose esta distinción como la “situación de las personas que dejan sus hogares o huyen debido a los conflictos, la violencia, las persecuciones y las violaciones de los derechos humanos” (Banco Mundial, 2015). A falta de garantías los individuos se ven obligados a abandonar su país de origen para conseguir mayor seguridad. En el caso de Venezuela, este desplazamiento es auspiciado por una aguda crisis de tipo social, económica y política.

A lo largo de los últimos años, en Venezuela se han registrado tres olas migratorias, la primera entre 2000 y 2005 (Equilibrium CenDE, 2020) caracterizada por la salida de personas de estratos socioeconómicos elevados, quienes eran profesionales y empresarios de alto nivel, que emigraron en un momento de gran inestabilidad social y política, algunos antecedentes de este gran flujo migratorio fueron: el golpe de Estado y posteriormente la llegada de Hugo Chávez al poder, seguido de grandes despidos en el área petrolera. La segunda ola se dio entre 2010-2015 protagonizada mayormente por clases medias, jóvenes profesionales y estudiantes, lo que representó una gran pérdida de capital humano para Venezuela. Esta migración fue caracterizada por el temor, la violencia, la escasez y el deterioro económico. Por su parte la tercera ola ha sido la más numerosa.  No mantiene un perfil tan específico como las anteriores, inicia en el 2017 hasta la actualidad y es caracterizada por la agudización de la crisis humanitaria, la violación de derechos humanos, el declive económico y una gran escasez, lo cual conllevó a que se diera en unas condiciones de mayor vulnerabilidad y precariedad que las anteriores olas.

Sobre estos tres momentos importantes en la historia de Venezuela, la socióloga Claudia Vargas afirma que:

Las razones en las tres etapas siguen estando relacionadas a factores negativos del contexto, con la particularidad de que ya no se trata de un problema de poco poder adquisitivo, inflación, desempleo e inseguridad personal y jurídica, sino que en este último período las personas ven en la emigración la única posibilidad para eludir la falta de condiciones mínimas de vida, como acceso a la salud y la alimentación lo que vulnera de manera evidente sus derechos humanos fundamentales. (Vargas, 2018, p. 92-93)

 

Según los datos de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V), en noviembre de 2023, había un total de 7.72 millones de migrantes y refugiados venezolanos, de los cuales 6.54 millones residían en países de América Latina y el Caribe.  Bajo este contexto de crisis migratoria, surge una iniciativa conjunta entre Proyecto Turpial y Equilibrium CenDE, esta vinculación se da con el objetivo de documentar la iniciativa y llevar a cabo un estudio de caso sobre la identidad migrante dentro de la diáspora venezolana.

Este artículo se centra en el análisis de las vivencias de los participantes en el proceso migratorio, y las estrategias de construcción de su identidad en un contexto de migración forzosa. Considerando que el tema de la identidad migratoria es inherentemente complejo y abarca numerosas facetas y factores que intervienen en él. Se hará un recorrido al abordaje teórico utilizado durante la investigación para proporcionar un marco conceptual sólido que de estructura y coherencia a los resultados derivados de los grupos focales.

Esto permitirá comprender de mejor manera los testimonios y experiencias de los participantes, desglosando las múltiples facetas que intervienen en el desarrollo de su identidad migratoria y dando sentido a la multitud de caminos que esta puede tomar, pese a formar parte de un mismo fenómeno como es la diáspora venezolana.

 

 

 

Revisión de literatura sobre el desarrollo identitario migratorio

El acto de salida del país de origen, así como el inicio de una nueva vida en un país extranjero, muchas veces desconocido y ajeno culturalmente, suele implicar profundas transformaciones para aquellos que efectúan dicha travesía. El cambio de geografía, normas, gastronomía, sistema, idioma, entre muchos otros elementos; requiere de variables grados de adaptación con el fin de insertarse en la nueva sociedad receptora e iniciar el cumplimiento de los objetivos que empujaron la decisión de cambiar de país.

No obstante, pese a existir esfuerzos por integrarse a la nueva sociedad de acogida, muchos migrantes también hacen esfuerzos por preservar sus rasgos culturales de origen, en un intento de conservar su identidad frente a la magnitud de los cambios que enfrentan. En este sentido, al combinarse ambos procesos, se generan situaciones donde las personas migrantes mezclan elementos culturales tanto de su país de origen, como del destino; generando identidades culturales híbridas.

En el artículo Identidad y migración: la formación de nuevas identidades transculturales (Díaz & González-González, 2011), se explica que este proceso de construcción identitaria híbrida, se hace cada vez más dinámico en el contexto de hiperconectividad comunicacional, económica y logística, propia del siglo XXI. En dicho texto, los autores utilizan un esquema explicativo elaborado por John W. Berry (1997), donde refleja las diversas estrategias de aculturación que asumen los migrantes para adaptarse a sus nuevos destinos, resumidas en las siguientes cuatro:

Asimilación: Implica una renuncia de la cultura propia originaria, asumiendo e internalizando la cultura del país receptor, con el fin de mimetizarse de la manera más efectiva dentro de la nueva sociedad receptora. Este proceso puede estar motivado por factores como actos discriminatorios y xenofóbicos por parte de la sociedad receptora, o aspectos más personales como la determinación y necesidad de iniciar una nueva vida dejando atrás el pasado o el arrastre de resentimientos y conflictos con la identidad anterior.

Integración: Ocurre cuando el migrante busca adoptar elementos de la cultura receptora, pero intentando conservar aspectos identitarios de su país de origen. Esta mezcla deviene en un comportamiento híbrido y multicultural, pues no termina de ser totalmente de ningún lado. Es común que, en las primeras generaciones de migrantes, en dicha mezcla cultural tenga mayor predominancia de la identidad originaria, mientras que a partir de las segundas generaciones se va balanceando más hacia la cultura receptora.

Separación: Se da en aquellas migraciones que generan colonias muy homogéneas y arraigadas en la cultura de origen, propiciando una limitada o nula integración con la sociedad receptora. Usualmente este aislamiento no sólo se expresa desde el punto de vista cultural, sino también geográfico, creándose barrios, colonias o guetos donde la cultura predominante es la originaria. Es común que este tipo de estrategia sea llevada a cabo por grupos étnicos culturalmente muy diferentes de su sociedad receptora, un ejemplo clásico de estos casos son los “barrios chinos” existentes en múltiples rincones del planeta.

Marginalización: Se da en menor medida y usualmente viene asociada con formas migratorias vulnerables, donde el migrante no busca ni conservar sus propios lazos y comunidades culturales, ni adaptarse a la cultura de acogida.

No obstante, la construcción de la identidad migratoria sobrepasa los aspectos que involucran la conservación o abandono de la cultura propia para asumir o rechazar la foránea. En su artículo Migración e identidad. Una aproximación desde la teoría de la identidad colectiva y desde la teoría del sujeto (Álvarez-Benavides, 2019), se señala un recorrido por distintas teorías sociológicas y antropológicas sobre la construcción de la identidad, buscando comparar las teorías colectivas con las individuales.

En este sentido, la teoría de la identidad colectiva desarrolla la forma en la que factores externos y grupales, tales como la nacionalidad, la religión, las filiaciones políticas, la familia, entre otros; impactan en la constitución de la personalidad al brindar marcos de comportamiento y comprensión de la realidad, al tiempo que ayudan a diferenciar a las personas de otros grupos con rasgos y características distintas.

Por otro lado, la teoría del sujeto y los procesos de subjetivación, profundiza sobre cómo, a pesar de los aspectos inculcados desde las instituciones, los individuos no se pueden homogeneizar en términos identitarios, pues las culturas no son completamente monolíticas a nivel interno, a lo cual se suma que los individuos poseen criterios y características distintivos, como consecuencia de sus caminos y experiencias particulares de vida, así como sus personalidades; que a su vez, son variables a lo largo del tiempo.

Debido a ello, en la construcción identitaria de los migrantes intervienen factores individuales (motivaciones personales, percepciones, antecedentes de vida, etc.) que se entremezclan con elementos e instituciones del país de origen (idioma, religión, cultura, familia); a los que se añade la nueva realidad del país donde llegan (marco legal migratorio, receptividad o rechazo de la sociedad receptora, compatibilidad entre culturas, tamaño de la comunidad migrante, entre otros.). Por esta razón, aunque varios migrantes puedan pertenecer a un mismo origen étnico, nacional o cultural, su identidad migratoria difícilmente podrá ser la misma.

 

Método

El presente artículo es el resultado de una investigación realizada entre la organización Proyecto Turpial y Equilibrium CenDE en el año 2022. El proyecto se dividió en dos etapas, la primera de ellas ejecutada por Proyecto Turpial, tuvo como objetivo reunir a migrantes venezolanos en el extranjero mediante retiros experienciales, con el fin de identificar y promover liderazgos, impulsar la integración comunitaria entre migrantes venezolanos en el extranjero, así como estimular y organizar su posible participación en proyectos de desarrollo hacía Venezuela.

Es importante destacar que los participantes de la investigación cualitativa compartían características establecidas en el marco de los objetivos del proyecto mencionados anteriormente; en este sentido, los individuos estudiados eran jóvenes migrantes venezolanos entre 18 y 29 años. Los mismos gozaban de buen capital educativo, pues su nivel mínimo partía desde estudiantes de pregrado hasta graduados de doctorado. También ejercían posiciones de liderazgo en proyectos de diversa índole (la mayoría de ellos de iniciativa propia) como organizaciones de la sociedad civil, empresas, portafolios, colecciones artísticas, etcétera; desarrolladas tanto en su país de origen, como luego de su proceso de migración. En este sentido, había participantes de múltiples áreas, como la academia, política, negocios, periodismo, artes, entre otras. Otro de los criterios de selección fue el de la diversidad ideológica, pues se buscó tener un equilibrio de puntos de vista políticos basada en la "brújula política" de David Nolan.

La segunda fase del proyecto fue ejecutada por Equilibrium CenDE. En este segmento se llevó a cabo una investigación cualitativa de carácter exploratorio, cuyo objetivo principal fue analizar las vivencias de los participantes en su proceso migratorio. La investigación se centró en tres dimensiones que abordaron los siguientes temas: Percepción de los migrantes sobre Venezuela, identidad migrante y disposición de los migrantes a (re)conectarse con Venezuela.

Además, cada una de estas dimensiones se desglosó en múltiples variables que facilitaron un análisis más detallado y completo de cada segmento. Estas variables abarcaron una amplia gama de temas relevantes, lo que enriqueció la exploración de las experiencias migratorias de los participantes, así como sus puntos de vista y reflexiones acerca de Venezuela.

Esta investigación se llevó a cabo a través de la realización de tres grupos focales, que se ejecutaron del 18 de julio al 01 de agosto en México, Colombia y Argentina, respectivamente. Cada grupo focal estuvo compuesto por un total de ocho participantes, con una distribución equitativa en términos de género en la mayoría de los grupos, aunque se observó una ligera discrepancia en los grupos de México y Colombia, donde había cinco hombres y tres mujeres. En cambio, en el grupo de Argentina, se mantuvo un equilibrio de género con igual número de hombres y mujeres. Todos los integrantes de los grupos focales fueron participantes de los retiros experienciales llevados a cabo en semanas anteriores. Las sesiones se realizaron y se grabadas mediante la plataforma Google Meet, el promedio de duración fue de 1 hora y 35 minutos. A esto se sumó transcripción automática mediante la aplicación Tactiq, además de notas tomadas por el moderador para resaltar los comentarios clave. Las transcripciones fueron revisadas y editadas de acuerdo a las grabaciones para corregir errores y omisiones, y retratar de la forma más exacta las expresiones y gestos de los participantes.

La elección de los grupos focales como técnica de investigación se basó en su capacidad para involucrar a múltiples individuos, generalmente entre 6 y 12 personas, en un entorno donde se promueven discusiones centradas en uno o varios temas seleccionados y moderados por el investigador (Martínez, 2004).

El análisis de los resultados se llevó a cabo mediante la construcción de matrices en las que se ordenaron las respuestas de los distintos participantes de acuerdo con las preguntas del cuestionario. A partir de allí se fueron analizando una a una las respuestas, haciendo énfasis en identificar los temas abordados por los participantes, así como el enfoque de sus comentarios. En una matriz adicional se organizaron las tendencias discursivas tanto convergentes como divergentes, determinando su peso de acuerdo con la frecuencia con la que éstas se repetían, tanto dentro de cada grupo focal, como transversalmente en las distintas sesiones a nivel regional.

Complementariamente, se llevó a cabo una revisión de literatura (presentada en la introducción del actual artículo) con el propósito de profundizar en la comprensión y dar sentido a los resultados obtenidos. Esta búsqueda se centró en la exploración de investigaciones previas y teorías relevantes relacionadas con las experiencias e identidades migratorias. La revisión de la literatura desempeñó un papel fundamental en enriquecer el análisis de los datos cualitativos, permitiendo identificar patrones, contrastar hallazgos y contextualizar las percepciones y perspectivas de los migrantes venezolanos en su nuevo entorno.

A partir de allí se crearon categorías analíticas de acuerdo con los principales temas abordados, de forma que no sólo se pudiesen retratar las respuestas ofrecidas por los participantes, sino que se les diera una explicación apropiada y fundamentada en investigaciones relevantes.

En ambas etapas la participación de los asistentes fue de carácter voluntario, siendo seleccionados de un proceso de postulaciones de acuerdo con las características planteadas a partir de los objetivos del proyecto. Desde el inicio fueron informados tanto de los objetivos como las dinámicas a implementar en la investigación, contándose con su aprobación y consentimiento. Tanto el informe final, como el presente artículo fueron elaborados bajo principios de confidencialidad, resguardando la identidad de los participantes omitiendo la utilización de sus nombres y apellidos, y haciendo exclusivo uso de sus opiniones con fines científicos.

 

 

Resultados

Partiendo de estas referencias teóricas y analizando los testimonios de los participantes, se dividieron los resultados en tres categorías:  a) Duelo migrante b) Expresividad del gentilicio c) Formas de vinculación con la cultura receptora. Aunque se realizó esta división con el objetivo de profundizar sobre cada uno de dichos aspectos, la estrecha relación entre cada uno de ellos hace que se solapen continuamente, por lo cual es normal ver insertas categorías dentro de otras.

La primera categoría se estableció para reflejar el proceso de pérdida que experimentan los migrantes al momento de abandonar su país y cómo este los acompaña a lo largo de su proceso adaptativo a su nuevo destino, expresándose de formas variadas entre cada migrante, de acuerdo a su contexto y percepciones. La segunda categoría estudia formas en las que los migrantes venezolanos expresan o esconden su gentilicio, sus decisiones o motivaciones detrás de ello, las formas en las que exteriorizan y preservan su cultura en el extranjero. La tercera profundiza sobre las estrategias de integración y asimilación cultural como mecanismo de adaptación al país de destino. La disposición o resistencia a absorber la cultura del país de acogida, la facilidad, así como las tensiones existentes entre la inmersión en un nuevo contexto y los intentos por preservar la cultura de origen.

a) Duelo migrante

El abandono del país de origen en búsqueda de oportunidades y objetivos en el extranjero genera un impacto psicológico enorme entre aquellos que lo llevan a cabo. En la mayoría de los casos el proceso está acompañado de tristeza, melancolía y sensación de pérdida, pues no sólo implica un desplazamiento geográfico, sino dejar atrás formas de vida, con implicaciones como desuso del idioma y la cultura, pérdida de status, descenso en el estrato socioeconómico, entre muchos otros factores; a los cuales se añaden la inmersión en dinámicas llenas de incertidumbre, que en muchos casos llegan a ser incómodas y hostiles.

Estas sensaciones se ven profundizadas cuando la migración se da de forma forzosa, motivada por la violencia, precariedad, subsistencia o carencia. Dichas situaciones adversas generan sentimientos de frustración e impotencia, experimentando la dualidad de poder salir de esa condición negativa, y a su vez extrañar el lugar de origen, las personas, la cultura y demás aspectos que conformaban la vida previa del migrante. Este cuadro emocional negativo es conocido como el “duelo migrante” (González, 2005).

Un factor que es interesante señalar y que resaltó con claridad durante los grupos focales tiene que ver con la influencia de las redes sociales sobre el duelo migratorio de las personas. A diferencia del pasado, cuando la migración implicaba una desvinculación más radical del sitio de origen por parte del migrante, en la actualidad la hiperconectividad permite tener distintas formas de contacto, inclusive permanente y en tiempo real de su país.

Si bien esto disminuye y ralentiza los procesos de desarraigo, también puede tener efectos negativos sobre el estado anímico de las personas, pues alimenta su nostalgia y tristeza al recordar constantemente a su país de origen. Participantes, en todos los países estudiados, mencionaron que el consumo de noticias en muchos casos generaba efectos negativos a nivel psicológico, pues el recibir información sobre el deterioro de la crisis y la radicalización del conflicto en Venezuela les producía dolor, frustración y angustia, más aún cuando sus familiares y seres queridos en el país se veían directamente afectados por la situación. De hecho, una de las participantes del grupo focal de México expresó sentir culpa por la mejora de sus condiciones de vida, mientras que su país y seres queridos se mantenían en decadencia

En este sentido la mayoría de los participantes expresó que a lo largo del tiempo habían limitado su consumo de noticias sobre Venezuela e incluso algunos lo habían eliminado del todo como mecanismo de protección psicológica.

 

Yo recuerdo que ya cuando yo estaba acá, que había llegado a Buenos Aires, fue el apagón masivo en Venezuela, donde Zulia estaba 7 días sin luz; y en ese momento me dio como una crisis de ansiedad porque estaba mi papá, y yo no sabía nada de él. O sea fue como algo muy heavy, y en ese momento tuve como un mental breakdown por la situación de Venezuela, como que persigue. Y recuerdo que dejé de consumir esa información porque me di cuenta que no me dejaba avanzar e instalarme en Buenos Aires, porque estaba todo el tiempo con la cabeza afuera, y de hecho creo que es un peso muy importante para los migrantes, en el sentimiento de culpa de no estar peor que los que están en Venezuela, y eso como que me afectó bastante[1].

 

Pese a ser un sentimiento generalizado, el duelo migratorio es expresado de forma diferenciada por cada una de las personas que lo padece, y esto puede derivar en reacciones o manifestaciones contrarias entre las distintas personas. Un par de ejemplos claros de esta situación se dieron en los grupos de discusión de México y Colombia.

En el primer caso, varios de los participantes mencionaron que, al inicio de sus experiencias migratorias, en la medida que conocían nuevas personas y se presentaban identificándose como venezolanos, constantemente se les hacían preguntas y comentarios respecto a la situación de Venezuela, casi siempre haciendo hincapié en la situación negativa de la misma. Frente a este panorama, varios de los participantes en México mencionaron no sólo dejar de mencionar que eran venezolanos, sino aplicar estrategias asimilatorias, suprimiendo sus rasgos culturales de origen para adoptar los de dicho país (acento, modismos, comportamientos), con el fin de evitar la identificación y los consecuentes comentarios negativos.

Por el contrario, algunos de los participantes del grupo de Colombia, mencionaron que parte de las estrategias que habían asumido para lidiar con el duelo migrante era el involucramiento en proyectos e iniciativas para colaborar con la migración venezolana.


Para mi, trabajar por Venezuela desde mi profesión tendría varias aristas. Una de las cosas que yo hago es que llevo un registro visual de lo que se ha dicho de los venezolanos desde que salimos. De un montón de piezas, intento recopilar lo más que puedo (...) y creo que eso también le ha dado forma y me ha ayudado a mi a transitar por un duelo migratorio de una forma distinta y creo que también le ha dado forma a mi identidad como migrante[2].

 

Un punto que es importante resaltar respecto a estos dos ejemplos es que México es el país con menos migrantes venezolanos dentro de los tres países estudiados, contrario al caso de Colombia que es el país que ha recibido mayor cantidad de migrantes. En este sentido, la mayoría de los participantes del grupo focal de México expresaron no interactuar ni conocer a otros venezolanos allí, con lo cual su adaptación era más solitaria que la de otros venezolanos, y la asimilación era mucho más rápida e inevitable.

 

b) Expresividad del gentilicio

La identidad nacional es una creación colectiva que comparten miles o incluso millones de individuos que conforman una nación. Sin embargo, la manera en que cada persona la experimenta y la interpreta es única, y está influenciada por diversos factores que hacen que su manifestación sea variable entre los distintos individuos. En este sentido, la experiencia migratoria representa un factor de gran impacto y transformación en la manera en la que los individuos perciben y expresan su identidad nacional.

Uno de los primeros factores que influye sobre la expresividad del gentilicio por parte del migrante en el extranjero, tiene que ver con la percepción que éste tiene sobre él mismo. Esta interpretación a su vez sufre modificaciones, pues el contacto y contraste con culturas foráneas, así como con compatriotas en el extranjero, hace que los individuos tomen mayores niveles de conciencia y reflexión sobre la propia identidad nacional.

Al momento de indagar en los grupos focales sobre la opinión de los participantes en torno al gentilicio venezolano, era frecuente que se describiera el gentilicio y a los venezolanos en términos de una dicotomía, resaltando tanto aspectos positivos como negativos de esta caracterización.

Durante las discusiones, se destacaron varias características positivas de los migrantes venezolanos en el extranjero. Entre ellas, el profesionalismo y la capacidad de trabajo fueron mencionados de manera recurrente, siendo muchas veces reconocidos por habitantes de los países de residencia de los participantes. Además, se resaltaron atributos como la resiliencia, la proactividad, la creatividad y el carisma.

Por el contrario, los participantes en el estudio expresaron críticas hacia ciertas características que identificaron como negativas dentro del gentilicio. La principal de ellas fue la denominada "viveza criolla" (explicada como la tendencia a cometer trampas para obtener ventajas a expensas del perjuicio de otros.), la falta de respeto por las reglas, leyes, y la resistencia a adaptarse a las normas del país de acogida. También mencionaron que era común la presencia de resentimientos debido a experiencias traumáticas padecidas en Venezuela y durante la migración, lo que llevó a actitudes reactivas y poco solidarias entre los mismos venezolanos.

En el grupo focal de Argentina, se destacó el conservadurismo como aspecto negativo del gentilicio, entendido como oposición generalizada a movimientos y luchas progresistas como el feminismo y la comunidad LGBTI+, lo que usualmente se expresa en actitudes machistas y homofóbicas.

Estas lecturas, en muchos casos, tienen efectos concretos sobre el comportamiento de los migrantes, pues algunos buscan guiar su comportamiento de acuerdo con las que son consideradas características positivas del gentilicio con el fin de convertirse en “embajadores” de su nacionalidad y que la sociedad receptora vea a los venezolanos con buenos ojos y los identifique como un elemento constructivo.  Sin embargo, también se observó en algunos casos que los participantes evitan juntarse con otros venezolanos en el extranjero, por considerar que estos tenían comportamientos negativos mencionados anteriormente, debido a lo cual preferían centrar sus relaciones con personas locales del país receptor.

La percepción que tienen los habitantes de los países de destino hacia el gentilicio venezolano también juega un papel de peso en la forma en la que los migrantes expresan su cultura y nacionalidad. Ejemplo de ello es que varios participantes mencionaron que en contextos donde la población local tenía una percepción positiva de los venezolanos, éstos expresaban su gentilicio, pues en ocasiones era percibido como algo exótico o bien valorado, lo que podía significar distintos tipos de beneficios. Esta actitud fue más observada entre los participantes en México y Argentina.

Por el contrario, tal como se mencionó en el caso de los grupos de discusión en México, existen situaciones en las que los migrantes prefieren suprimir su identidad nacional, con el fin de evitar actos discriminatorios o situaciones incómodas e hirientes por parte de la población local. En el grupo focal realizado en Colombia destacaron casos en los cuales si bien no se habían visto en la necesidad de suprimir su identidad venezolana, si percibían un comportamiento más cerrado u hostil por parte de la población local, debido a la difusión de noticias negativas protagonizadas por otros migrantes venezolanos.

Al inicio, cuando la crisis estaba muy fuerte, cuando recién había llegado, pues uno tenía el dolor de su migración, tenías el dolor de todo lo que estaba pasando; entonces, claro, sí trataba como de evitar la conversación de qué era lo clásico que pasaba de “¿es verdad todo lo que pasa?” Entonces te recordaba, te removía eso y básicamente creo que en un tiempo si evité no identificarme como venezolano, porque era muy difícil, pero sí tratar de no exponerlo[3].

 

No obstante, la expresión o supresión de la cultura originaria no se da de forma fija ni lineal por parte de los migrantes, cambia en función del contexto, las percepciones personales o ajenas, y el tiempo. Utilizando la analogía de Erving Goffman sobre la “dramaturgia social” (1959), la identidad se asume como un rol de teatro que se va modificando en función de los distintos escenarios, buscando demostrar aquello que el público desea ver.

Un último aspecto interesante que se observó en los grupos focales respecto a la expresión del gentilicio tuvo lugar con algunos participantes de Argentina, quienes para el momento de migrar lo habían hecho con una percepción negativa de Venezuela y su cultura. No obstante, la distancia, el tiempo y la interacción con una nueva cultura les permitió reflexionar en torno a su propio gentilicio, gracias a lo cual lograron reconciliarse con diversos aspectos del mismo, adoptándolos con mayor conciencia y positividad en su identidad migrante.

Durante toda mi vida también encontré mucha lucha con el hecho de identificarme como venezolana, y sentirme venezolana (...). Sobre todo en mi pubertad y adolescencia temprana, sentía que no pertenecía a la cultura y que mi mente estaba en otras partes. Pero en los últimos años he conectado mucho más con todas esas partes culturales, digamos que de dónde vengo, y he podido incorporarlas de una forma a mi vida en la que estoy orgullosa de decir que soy venezolana, a pesar de todos los males que tiene el país. Y el hecho de emigrar y venir para acá también ha servido bastante para eso, porque como dijo (...), construyes una identidad desde lo otro, desde compararte con las personas que están alrededor tuyo, y ver que son diferentes, y poder incluso identificar mucho mejor qué es lo que te hace a ti venezolano, porque hay muchas cosas que dabas por sentado que resulta que son en realidad parte de tu cultura y que no las comparte todo el mundo[4].

 

c) Formas de vinculación con la cultura receptora

La absorción de la cultura receptora se da tanto por necesidad como por deseo de los migrantes de adaptarse al nuevo país. Los grupos focales de México y Argentina son ejemplos de ambos casos. Como ya se ha mencionado, en el primero de ellos, el contexto de aislamiento cultural, lejanía geográfica y experiencias migrantes, propiciaron procesos de asimilación relativamente rápidos en los que los participantes buscaban adoptar con rapidez aspectos de la cultura mexicana para parecer “uno más” entre la población local.

 En el caso de Argentina, la afinidad de muchos de los participantes con la cultura de acogida (inclusive previa a la migración), hizo que estos lograran adaptarse con gran rapidez a su nuevo país de vida. A su vez, un contexto de aceptación por parte de los argentinos, facilitó enormemente el proceso, haciéndolo satisfactorio y positivo (lo que no significó carente de duelo o dificultades) para los migrantes. La integración en el caso de estos participantes, en muchos casos implicaba un conocimiento bastante extenso de la política, economía y sociedad argentina, e inclusive militancias y activismos de distintos tipos.

En el caso del grupo de Colombia, existían experiencias más variables, pues había casos de integración bastante avanzada, mientras que en otras experiencias no se hacían grandes esfuerzos por adaptarse ni asimilar la cultura, pues no se veía a Colombia como un país de destino definitivo, sino como un puente para futuros procesos de migración.

 

     Discusión

Pese a ser un fenómeno masivo, el proceso de migración es particular para cada una de las personas que lo emprenden. Hay elementos que, a pesar de expresarse de forma distinta en cada migrante, están presentes en cada uno de ellos. Un ejemplo de esto tiene que ver con el duelo migratorio. Este proceso psicológico, caracterizado por sentimientos de pérdida y nostalgia, afecta significativamente el bienestar emocional de los individuos, definiendo en muchos casos las estrategias de adaptación adoptadas por los migrantes. Este factor puede verse agravado en casos como el de la diáspora venezolana, pues el proceso de salida del país no sólo ocurre en condiciones adversas, como consecuencia de una profunda crisis multifactorial, sino que, al ser un fenómeno relativamente reciente y novedoso en términos históricos, existe una escasa cultura migratoria en el país. Sobre este punto Achotegui (2008), que este tipo de escenarios desafiantes añaden estresores adicionales a una experiencia que ya en condiciones normales es difícil, pudiendo inclusive desencadenar sintomatologías como el Síndrome de Ulises.

La migración también impacta notablemente en la identidad de las personas, debido a la lejanía espacial y cultural con las costumbres propias y la inmersión en nuevos entornos y dinámicas, muchas veces desconocidas y hasta hostiles. En este sentido, aunque se suelen generar comunidades de migrantes con orígenes similares, cada uno crea sus propios mecanismos de adaptación e integración, basados en sus experiencias y circunstancias.

Frente a ello, como señalan Díaz y González (2011), las personas toman diversas estrategias que pueden tender a la preservación y reivindicación de la identidad nacional propia, como se observó en los migrantes consultados en Argentina, o por el contrario, el disimulo y supresión del gentilicio propio con el fin de absorber con mayor rapidez la cultura receptora, como lo demostraron los participantes del grupo focal en México.

En este sentido, Álvarez-Benavides (2019) menciona en su citada investigación con jóvenes migrantes marroquíes en España, que, dentro de las diásporas, contrario a constituirse una identidad migrante homogénea, se construyen identidades colectivas, que mezclan y reinterpretan de forma heterogénea los elementos culturales del país de origen con los de la nación receptora. Por tal razón, en muchas ocasiones los migrantes no terminan de sentirse ni ser reconocidos “de aquí, ni de allá”, tanto por sus connacionales, como por los habitantes oriundos de su nuevo país de residencia.

De hecho, tal como reflejó la investigación realizada por Nanette Paz (2012) en migrantes ecuatorianos en Italia, y reiterada en el grupo focal de Argentina de la presente investigación, las identidades migratorias pueden arrastrar desde el país de origen diferenciaciones de clase, etnia, posición política, entre otras; que continúan recreándose en el nuevo país de destino, generando divisiones a lo interno de la novedosa identidad migrante, independientemente que ésta comparta nacionalidad.

 

Conclusiones

Debido a sus masivas dimensiones, la diversidad de destinos a los que ha llegado y la reciente temporalidad con la que se ha dado; el proceso diaspórico venezolano está generando una vasta y rica cantidad de procesos identitarios migratorios cuyos efectos han sido escasamente registrados y estudiados en el sector académico de ciencias sociales. Su impacto no sólo alcanza a los migrantes que los construyen y viven diariamente, sino también a los venezolanos que se mantienen dentro de su país y mantienen interacción con sus compatriotas en el extranjero. Dadas las características del fenómeno, es probable que sus consecuencias continúen profundizandose a largo plazo, lo cual otorga una gran pertinencia al estudio del tema.

A su vez, los países receptores se encuentran con el reto de atender las necesidades de sociedades cada vez más heterogéneas, donde el intercambio cultural se da en el día a día, dinámica sugiere esfuerzos especiales para lograr la integración de los migrantes a sus nuevos destinos.

Pese a su alcance limitado en términos de la población alcanzada, así como las características de los sujetos participantes; la presente investigación sirve como una aproximación exploratoria sobre la percepción de los migrantes venezolanos respecto al duelo migrante, las estrategias asumidas con el fin de adaptarse a su nuevo destino de acogida y la consecuente conformación de identidades migrantes. Con el fin de profundizar sobre estos temas y extender el alcance del estudio, se sugieren nuevas investigaciones que a su vez monitoreen la posible evolución que pueda transitar el fenómeno a futuro. En este sentido, se recomienda diversificar las características socioeconómicas de los participantes, así como aumentar los países y ciudades de residencia estudiados, con el fin de tener una visión más amplia de las experiencias migratorias.



[1] Intervención de un venezolano migrante en el grupo focal de Argentina.

[2] Intervención de un venezolano migrante en el grupo focal de Colombia.

[3] Intervención de un venezolano migrante en el grupo focal de México.

[4] Intervención de un venezolano migrante en el grupo focal de Argentina.

Referencias

Achotegui, J. (2008). Duelo migratorio extremo: el síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple (Síndrome de Ulises). Psicopatol. salud ment, (15), 15-25. https://www.fundacioorienta.com/wp-content/uploads/2019/02/Achotegui-Joseba-11.pdf

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Correspondencia

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