CNEIP
VOLUMEN  6  |   NÚMERO Migraciones  |  2024

Artículo de investigación
CNEIP
Aquí y Allá: Migración Mexicana en Estados Unidos, Apropiación y Creación del Espacio Trasnacional
Here And There: Mexican Migration In The United States, Appropriation And Creation Of The Transnational Space
DOI  https://doi.org/10.62364/cneip.6.2024.215
Ananí Bravo Sosa
Universidad de Guadalajara

Citación
Aquí y Allá: Migración Mexicana en Estados Unidos, Apropiación y Creación del Espacio Trasnacional. Enseñanza e Investigación en Psicología Nueva Época. 6(Migración), 197-208. https://doi.org/10.62364/cneip.6.2024.215

Artículo  enviado 05-09-2023,   aceptado 04-12-2023,   publicado 26-02-2024.  

Resumen
En este artículo se hace un análisis de cómo los migrantes mexicanos en Estados Unidos se apropian y construyen espacios para disfrutar de una estancia cómoda en un entorno físico y cultural diferente al de origen. La definición de Harvey (1990) para espacio como un lugar dinámico de tres dimensiones: 1) El espacio vivido y producido; 2) el espacio percibido y 3) el espacio imaginado; nos aproxima a las dimensiones materiales, simbólicas y antropológicas de la cultura, donde la distancia entre el terruño y el migrante se observa como un obstáculo a vencer para llegar a la armonía. Se abordan los casos de las Ciudades Gemelas, Minnesota y Grand Rapids, Michigan. Se usó el método de investigación documental en el primer caso y la investigación de campo para el segundo. Mostramos cómo mediante las prácticas culturales los migrantes se apropian de los sitios creando espacios que trascienden las fronteras.

Palabras clave
Espacio, identidad cultural, apropiación, acceso, espacio trasnacional.


Abstrac
This article analyzes how Mexican migrants in the United States appropriate and build spaces to enjoy a comfortable stay in a physical and cultural environment different from that of origin. Harvey s (1990) definition of space as a three-dimensional dynamic place: 1) The lived and produced space; 2) perceived space and 3) imagined space. It brings us closer to the material, symbolic and anthropological dimensions of culture, where the distance between homeland and migrant is seen as an obstacle to overcome to reach harmony. The cases of the Twin Cities, Minnesota and Grand Rapids, Michigan are addressed. The documentary research method was used in the first case and field research for the second. We show how, through cultural practices, migrants appropriate sites, creating spaces that transcend borders.

Keywords
Space, cultural identity, appropriation, access, transnational space.


La migración es un fenómeno global documentado desde hace décadas, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) de la ONU, estima en El Informe sobre las migraciones en el mundo que para el año 2020 había un aproximado de 281 millones de migrantes internacionales, lo que supera en más de un 100% la cifra de 128 millones registrada en 1990 y triplica la de 1970 (OIM, 2020).

En 2020 el Censo de Población y Vivienda 2020 reveló que hay más de 126 millones de mexicanos, un aproximado de 11.7 millones han emigrado en su mayoría a Estados Unidos y los mexicanos nacidos en el extranjero o hijos de migrantes suman 13.5 millones (Instituto Nacional de Estadística y Geografía por sus siglas [INEG], 2023; United States Census Bureau, 2019). El caso de la migración entre México y EUA es de carácter histórico.[1]

El origen de la migración de los mexicanos hacia el Norte, data del año 1837, cuando se dio la secesión de Texas y después en el periodo entre 1846 y 1847 cuando México perdió la guerra ante Estados Unidos y con el Tratado de Guadalupe Hidalgo otra parte de su territorio: Texas, Nuevo México y la Alta California (Montejano, 2016).

Especialistas indican que, si bien la migración masiva de mexicanos hacia Estados Unidos se dio después de 1847, cuando ya se habían fijado los límites fronterizos, se acentuó para 1870 cuando los flujos humanos respondieron a las leyes de la oferta y demanda de mano de obra para atender los campos agrícolas, la explotación de minas y el tendido de las líneas del ferrocarril. Asimismo, las abismales diferencias económicas entre ambas naciones han favorecido un flujo constante y creciente hacia el Norte[2] (Morán, 2016; Novelo, 2007).

Si bien la migración es un fenómeno global, en el presente artículo es de interés entender cómo los migrantes que han pasado de México a Estados Unidos enfrentan los desafíos de vivir en entornos físicos, sociales y culturales distintos a los de su comunidad de origen, y de qué manera los modifican, conciben, producen e imaginan para sobrevivir a la movilidad internacional, en muchas ocasiones con climas políticos y sociales adversos.

A la pregunta ¿Qué entendemos por espacio? Pardo (2017) responde que es una configuración geográfica que va más allá del paisaje o espacio físico, que incluye las relaciones sociales, los recuerdos anidados en los lugares. Desde la antropología cultural el concepto engloba tanto la parte física o paisaje, las personas, sus prácticas sociales y culturales. Las relaciones entre estos elementos se expanden hasta la producción, consumo, percepción mítica y cultural del espacio.

El objetivo en el presente artículo fue describir y reflexionar sobre la existencia de los espacios circulares, espacios (el espacio vivido, el espacio percibido y el imaginado) a los que recurren los connacionales para enfrentar el choque cultural, que les produce la movilidad internacional. En sus testimonios de vida, los sujetos sociales dan cuenta de la percepción, apropiación y creación o recreación del espacio social desde Estados Unidos.[3]

En el presente artículo se expondrán casos de la migración mexicana en Minnesota y Michigan, se explica cómo es que los connacionales avecindados en esas comunidades de Estados Unidos acondicionan y se apropian a un entorno físico y cultural distinto y poco a poco lo van adaptando para su bienestar.


Método

                 La investigación se realizó con dos métodos: El primero fue del tipo documental, se recuperaron los testimonios expuestos en Pardo (2017) sobre las experiencias de vida de los mexicanos en las Ciudades Gemelas de Minnesota. El segundo es método es la investigación de campo, cualitativa, realizada in situ en el verano de 2018 en la ciudad de Grand Rapids Michigan, como parte del trabajo de tesis doctoral. Las entrevistas fueron del tipo semiestructurada con la técnica de bola de nieve. En el presente trabajo solo se incluyen las acotaciones de seis entrevistados: dos hombres y cuatro mujeres. Las entrevistas fueron grabadas, para la descripción de los espacios se usó la observación participante y el cuaderno de notas.

Todos los testimonios recuperados responden a la pregunta ¿Cómo es aquí y cómo era allá? Una comparación entre la vida que llevaban en México y la que tienen en Estados Unidos, relacionada a las prácticas culturales que reproducen en el lugar de avecinamiento.

Para el desarrollo del análisis de este tipo de espacios trasnacionales que inician en el origen y terminan en el destino. Nos sirvió de guía la propuesta de Pardo (2017) que aparece en Migración y Transnacionalismo: Extrañando la tierrita; donde se expone el tema de los flujos humanos más allá de los espacios físicos. La antropología cultural se encarga de aquello que no se puede medir, sino percibir, describir y vivir. Este texto introduce en la visión de Harvey (1990) para la concepción espacial tridimensional: 1) Espacio vivido y producido, 2) Espacio percibido y 3) Espacio imaginado. En el siguiente apartado se presentan los resultados producto de los dos métodos de investigación: la documental tomada de Pardo (2017) y la de campo, entrevistas aplicadas por la autora de este trabajo citadas como (Bravo, 2018)[4].


Resultados y discusión

La definición de Harvey (1990) será la guía para desglosar los distintos tipos de espacio; el vivido y producido, el percibido y el imaginado, sumando los testimonios de mexicanos en Minnesota y en Michigan para ejemplificar la perspectiva del espacio que personalmente perciben y describen los migrantes en esos sitios.

 

Sobre el espacio vivido y producido           

Es el espacio de las prácticas materiales espaciales, es el paisaje físico y lo que en ese lugar se vive. En el caso de los migrantes se refiere a los nuevos espacios que se encuentran en el lugar de destino, como puede ser un nuevo centro de trabajo ya sea una empresa transnacional o el campo, a ello se suma la flora y fauna, así como la infraestructura que se observa en los barrios donde habitan (Pardo, 2017).

Además, el hecho mismo de haber cruzado la línea limítrofe entre dos estados nacionales abre la oportunidad para nuevas vistas y experiencias, así como lugares distintos para desarrollarlas. Estas prácticas materiales, que pueden ser comportamientos o actividades cotidianas se hacen visibles en las comunidades habitadas por la población migrante, las viviendas, los comercios, las decoraciones de las casas, los autos, el tipo de ropa y el arreglo personal, todo suma a la creación del espacio vivido y producido.[5]

Una mujer de la tercera edad avecindada en Grand Rapids indicó que como recién llegada a Estados Unidos sufrió porque no podía encontrar los ingredientes necesarios para cocinar en la forma acostumbrada y tuvo que adecuar algunas recetas a lo que en el lugar se vendía. Sin embargo, reconoció que la situación cambió con la llegada de más migrantes, pues ya se estableció un minisúper especializado en la comercialización de productos y marcas que usan los mexicanos. Dijo: “Ahora encuentras casi todo”. También compartió los platillos que prepara para el disfrute de la familia: “Pues el pollo con nopales en chile verdeee, [sic] hago tacos dorados, chiles rellenos, mole, entomatado y todo eso… albóndigas.” (Bravo, 2018). Este es un ejemplo de adaptación del espacio vivido, mediante la práctica cultural de la cocina.

El cambiar de un entorno físico, cómo lo es el territorio mexicano, también contribuye a la modificación de los roles familiares en Estados Unidos, un hombre de mediana edad, cuya esposa e hija trabajan, comentó que quien llega primero a la casa es quien prepara la comida; y los platillos tradicionales se consumen de lunes a viernes, explica: “para comer y para el lonche” y el fin de semana se van algún lugar, donde la preparación de la comida mexicana sea buena o sin problema pueden comer platillos americanos. A pregunta expresa sobre la actividad que le produce cercanía con México, revela: “Se me hace que es la comida”.[6] Este caso lo tomamos como ejemplo de un espacio producido mediante el cambio de prácticas materiales sobre quién debe preparar los alimentos de la familia. (Bravo, 2018)

Finalmente, otra mujer oriunda de la Ciudad de México y también residente de Grand Rapids explicó que cuando se convive con la familia, lo hacen para disfrutar de los platillos tradicionales de México, “Aprovechamos en hacer esas comidas que uno más extraña.” (Bravo, 2018). En este caso una práctica cotidiana como alimentarse diariamente cobra un nuevo significado cuando se comparte con la familia, haciendo de esa comunión una producción del espacio, mediante una práctica material.

De las transformaciones del hábitat en Grand Rapids se observan negocios bien establecidos, con locales y permisos correspondientes, para la venta de antojitos de la comida mexicana como: pozole, tacos, salsas, frutas con chile y limón. También allí se alberga el principal distribuidor de las tortillas que se consumen en la localidad: El Milagro of Michigan Tortilla Factory, en el 1846 de Clyde Park, Ave. S.W. Grand Rapids, Michigan 49509.

Además, son comunes los letreros que anuncian negocios o promociones de productos en inglés y español, ya que se reconoce que los clientes son de una comunidad bilingüe. esto ocurre lo mismo en la panadería, que en la tienda de ropa o en la librería pública del Centro y recintos menores como la librería Cook y la librería del Centro Hispano. Allí se encuentran libros y publicaciones en español. Los semanarios se distribuyen de forma gratuita en las tiendas de conveniencias, se publican las mismas historias en español e inglés.

La producción del espacio está relacionada a la adaptación de este a las necesitades de sus habitantes. En el caso de las ciudades gemelas, se refiere la existencia de clubes de migrantes y organizaciones de acompañamiento en temas de salud y educación.

El “Minnesota Latino Nonprofit Economy Report”, documento emitido por el Minnesota Council Nonprofits y el Hispanic Advocacy and Community Empowerment Throug Research (HACER), presentó un informe general sobre las organizaciones sin fines de lucro que benefician a la comunidad latina en Minnesota. Para 2010 allí figuran 120 organizaciones, entre formales e informales, que prestan servicios en salud, educación y asuntos legales, entre otros. […]

El club Morelos se fundó en 2005 y desde su creación ha participado en el programa 3x1 para distintos proyectos de Axochiapan y en otros lugares de Morelos, […] una de las actividades de esto clubes, que se convierte en una forma de construcción del espacio del migrante es la creación de un consulado mexicano en las Ciudades Gemelas que, como sostiene un entrevistado, muestra los resultados del trabajo conjunto entre los migrantes y los gobiernos del lugar de origen y el de destino. (Pardo, 2017, pp. 84 y 87)

Este tipo de producción del espacio donde clubes de migrantes intervienen no existe en Grand Rapids, Michigan, así lo refirió en entrevista Jaqueline Esparza del Centro Hispano del Oeste de Michigan. Sin embargo, es el mismo Centro quien se encarga de las tareas de integración, gestión y obtención de recursos públicos y privados para brindar servicios a bajo costo a la comunidad latina (Bravo, 2018).

Así pues, tanto en Grand Rapids, Michigan, como en las Ciudades Gemelas de Minnesota los migrantes mexicanos transforman su espacio físico, en el lugar de destino, mediante sus prácticas materiales, se organizan y adaptan el lugar de acogida, transformándolo en un lugar más confortable para su supervivencia.

 

Sobre el espacio percibido

En el espacio percibido o de representación transitamos de la visión meramente geográfica a un espacio el simbólico.

El espacio percibido o representación del espacio quedará vinculado al cómo el fenómeno migratorio crea y recrea nuevos discursos migratorios, a la identidad (nacionalismo, regionalismo, comunidad) en su calidad de representación del espacio trasnacional y, en general, al cómo los migrantes perciben un espacio en el que se desarrollan actividades trasnacionales. […] Por otra parte, el espacio percibido, o la representación del espacio, se ha conceptualizado como los signos, códigos y saberes que facilitan la comprensión de las prácticas materiales, ya sea a través del sentido común o de las disciplinas académicas. (Pardo, 2017, p. 37 y 103).

La dimensión espacial se construye con signos y códigos que permiten comprender las prácticas sociales a las que se remiten. Para los migrantes esta dimensión simbólica se observa desde el momento mismo de la decisión de realizar una movilidad internacional. En algunas de las teorías económicas de la migración se explica que este es un proceso autosustentable[7] en las comunidades de tradición migratoria, pues a los sujetos que optan por migrar con el objetivo de apoyar la economía familiar se les asocian cualidades como la valentía y el arrojo, en contraste los que prefieren permanecer en su lugar de origen se les califica en la comunidad como faltos de carácter y no gozan de reconocimiento social por ello. Otra de esas teorías indica que la decisión de migrar es un asunto de familia,[8] la movilidad de alguno de los miembros para alcanzar las metas de grupo obliga a los individuos a solo hablar de los aspectos positivos de la experiencia, es decir sólo se cuentan las historias de éxito. Así pues, el hecho de haber emprendido la experiencia migratoria es un tema de prestigio social dentro de la comunidad de origen y el grupo familiar (Novelo 2007).

Ya en el lugar de acogida, los migrantes recién llegados o de primera generación conservan la forma de vestir y de hablar, estos rasgos distintivos los asocian con cierto grupo nacional, además en algunos casos ellos acentúan esos elementos. Una mexicana beneficiaria del Deferred Action for Childhood Arrivals por sus siglas en inglés DACA[9] que llegó a Grand Rapids a la edad de seis años y se desempeña como trabajadora social en una clínica de salud, señala cómo distingue a los connacionales:

Pues la forma en que hablan… también que muchos en nuestra clínica traen su esta bandera en camisetas o, este, shores, incluso hay unos que también traen sus colguijos con la bandera mexicana […] ellos prefieren ponerse su camisa mexicana o traer algo que los represente, porque incluso he preguntado si son mexicanos, porque hay veces que puede ser de Colombia, pero pueden traer tu bandera mexicana, entonces he hecho algunas preguntas, y allí dicen que no quieren olvidar de dónde vinieron.[sic] (Bravo, 2018).

En adición y relación con las características del lenguaje de los participantes en el presente estudio, cabe señalar que, las entrevistas fueron transcritas respetando las palabras exactas de los informantes y en sus testimonios se aprecian construcciones gramaticales inexactas o palabras cortadas, ello da cuenta que migraron siendo niños y que el español que conocen es el que se habla en casa, en algunos casos fue en la casa donde también aprendieron a leer el español. Si bien su pronunciación siempre esté marcada por un acento extranjero, estas mujeres y hombres conviven en el espacio laboral y hogareño con dos idiomas y con dos o más culturas, para los dreamers esa es su fortaleza, entienden y se expresan en dos idiomas, así que su identidad es flexible.

El espacio percibido por los migrantes mexicanos es visible al describir a sus connacionales mediante el uso de algunos símbolos que se manifiestan en la forma de vestir, el reconocimiento del idioma con las variantes regionales procedentes de México, o si se expresa con un español que no esté mezclado con el inglés. Entonces aun cuando se encuentren lejos del espacio físico determinado por los límites territoriales de México, los migrantes perciben el espacio que ocupan sus connacionales, por verlos saben dónde viven los mexicanos, pueden distinguir hasta si son del sur, centro o norte del país, si son visitantes o avecindados en la comunidad.

 

Sobre el espacio imaginado

Para abordar el espacio imaginario no se puede dejar de lado la distancia y la nostalgia por lo que se ha dejado atrás, ya sea por el lugar de origen o el de destino. Estas desempeñan un papel toral en las actividades mentales de los migrantes, el factor económico también se mueve en esta dimensión espacial, sobre todo al momento de hacer comparaciones entre el “aquí” y “allá” de esta forma se ubica en el discurso simbólico como una proyección del futuro o una añoranza por el pasado. Sobre el tema Pardo, interpreta a Harvey de la siguiente manera:

El espacio imaginado (o espacio de la representación) corresponde a “invenciones mentales (códigos, signos, discursos espaciales, proyectos utópicos, paisajes imaginarios y hasta construcciones materiales, como espacios simbólicos, espacios construidos específicos, cuadros, museos, etc.) que imaginan nuevos sentidos o nuevas posibilidades de las practicas espaciales” […] Al espacio imaginado, o de representación, se lo ha definido como elaboraciones mentales que incluyen discursos espaciales y paisajes imaginarios con los que se asignan nuevos sentidos a las prácticas espaciales […]. En el estudio de la migración internacional y el transnacionalismo, los espacios imaginarios se han representado de dos formas: como la añoranza o nostalgia por el lugar de origen, y como los discursos espaciales que comparan el lugar de origen con el de destino, lo que permite que el migrante entienda su lugar de residencia como hogar (incluyendo a quienes consideran como hogar el espacio transnacional) (Pardo, 2017, pp.23 y 103).

En relación con el “aquí” y “allá” Gómez (2001) argumenta que ubicar estas diferencias, es poner escalas al espacio geográfico y para los migrantes es un asunto cotidiano, porque se mueven en dos culturas, dos idiomas, dos lugares y en situaciones personales que también los orillan a la fragmentación como usar dos nombres distintos: el original y el de las identidades prestadas para ser contratados. Pardo (2017) refiere que las comparaciones entre el “aquí” y el “allá” sirven para comprender la importancia de la temporalidad en el contexto del trabajador internacional. Esto se puede dilucidar en el siguiente testimonio:

En cuanto a uno le entra la nostalgia, qué necesidad tengo yo de estar acá tan lejos, si allá en mi pueblo, gracias a Dios, uno no se muere de hambre, porque aquí cualquiera le extiende la mano a uno, allá tal vez no, pero aquí sí. (Hombre, 54 años, residente en Chicago y Axochiapan). (Pardo, 2017, p. 105)

La educación de los hijos es también un concepto de comparación entre el “aquí” y el “allá.” Para los mexicanos la educación de los hijos es responsabilidad completa de los padres y en la escuela sólo se recibe preparación académica y cívica, pero inculcar valores morales y religiosos es tarea de los progenitores.

La manera en criar, aquí son muy liberales, muy, muy liberales, aquí les dejan hacer como quien dice lo que quieren, aquí protegen mucho a los niños en cuanto a la disciplina, pongamos a uno cuando estaba chico, si tú te portabas mal, pues te daban ¿no? (hace el movimiento con la mano) unos buenos cinturonazos o con lo que encontraran […] y aquí no le puedes pegar al niño, porque es un delito y lo peor de todo es que son los maestros los que les llegan a decir a los niños, si tu mamá o tu papá te hace esto, tienes todo el derecho de llamar a la policía. Entonces sí hay mucha diferencia en cuanto a la crianza. (Bravo, 2018).

Se descubrió que la educación escolar tiene un significado simbólico para los padres de familia migrantes en Michigan; la encargada de Cook Library nos informó que existe un programa de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México donde les hacen llegar libros de texto del ciclo escolar en curso, el objetivo es que niños que acompañan a sus padres puedan seguir en contacto con la educación que dejaron trunca al salir de su país, mientras ingresan a la educación básica pero en idioma inglés. Relató que los libros de la SEP (Secretaría de Educación Pública) de México pueden ser prestados a domicilio con mínimos requisitos y deben ser devueltos, pero que los padres cuando entran de nuevo en contacto con los libros reviven las historias que estos cuentan y las que ellos mismos vivían en su edad escolar, antes de migrar, por ello muchos solicitan que les regalen los libros porque les recuerdan su infancia en México. (Bravo, 2018)

Una categoría más es el estatus social y económico que adquieren los migrantes al regularizar su situación.

Quedará referido a las formas con las que el migrante representa su lugar de origen en el destino; esto incluye la percepción del destino como lugar, la adaptación a este y la vida cotidiana en el nuevo espacio, la cual se puede ver modificada por factores políticos como la obtención o no de documentos -la percepción del lugar de destino como el hogar cambia (concepción de seguridad en cualquier lugar) según haya o no documentos. (Pardo, 2017, pp. 37-38).

Al respecto una mujer en Grand Rapids platicó lo que le dijo a un migrante que logró regularizar su situación en Estados Unidos, ella dice que lo conocía ya por mucho tiempo y notó el cambio en el trato hacia ella y lo increpó:

Pues cuando alguien tiene papeles ya se cree… hasta el modito de hablar y de andar le cambia (sonrisa franca). Entonces ya se creen americanos de nacimiento […] yo una vez le dije a una persona. Le dije oye Luis, por qué se creen ustedes tanto, si venimos igual. La diferencia es que usted ya arregló y uno no. Se puso colorado, y dijo: tiene razón. Pero sí se creen mucho. (Bravo, 2018)

El valor simbólico que se le otorga al trabajo y a quién lo desarrolla se manifiesta en las diferencias salariales, tipo de empleo al que se puede aspirar y oportunidades que se presentan con la green card.

La mayoría de la gente llega y trabaja en lo que quiere, (corrige) en lo que sea, y una vez conociendo y explorando y todo consigue mejores trabajos y al salir a trabajos diferentes, algunos hasta de oficina, otros ya se olvidaron de la pizca, entonces así es, eso es bueno que vayan ora sí que ascendiendo. (Bravo, 2018).

Con el tiempo y la obtención de documentos, sus visitas a Axochiapan se multiplicaron. Más adelante también migraron su esposa e hijo. Eso hizo que la nostalgia por su lugar de origen cambiara, pues, aunque extraña al resto de la familia y amigos, la comunicación que mantiene con esos [sic] es constante. Ahora pasa unas temporadas en Axochiapan y otras en Chicago, donde tiene un trabajo temporal; o en Minnesota, donde reside su hijo. (Pardo, 2017, p. 105)

Actitudes de sobrevaloración se observan en la conducta de los migrantes no importa cuál sea su estatus, por ejemplo al llegar como trabajadores internacionales no se les considera mano de obra calificada, ello los ubica en el nivel más bajo de la cadena productiva; sin embargo ellos mismos no se perciben allí, pues como no se consideran nativos, por lo que se ubican en el nivel superior de la comunidad que han salido para progresar.[10] Casi es una capacidad de ubicuidad, la de los migrantes que sin estar presentes de manera física en su comunidad, hacen acto de presencia con los recursos económicos que envían.

En este caso el espacio imaginado se manifiesta a ambos lados de la frontera, cuando el migrante puede regresar a su lugar de origen, reafirma su presencia y participa de forma activa en las actividades cívicas, religiosas o eventos familiares, y ausente lo hace enviando recursos para el desarrollo de esos eventos. Mientras que en el lugar de destino lo hacen recreando en sus propios hogares o comunidades de residencia el uso de sus identidades personales, como su nombre, apellidos, edad o lugar de origen, aunque solo sea en el ámbito familiar, en el laboral usan identidades prestadas. Buscan preservar las costumbres de crianza en los hijos pequeños a pesar del contexto cultural distinto, al reencontrarse con los libros que leyeron en su infancia, piden conservarlos para regresar al espacio imaginado, su lugar de nacimiento y recuerdos de la niñez en un intento de trasladar o extender mediante su memoria el espacio físico en el que se desarrollaron antes de entrar al circuito migratorio internacional.

Se dice que los migrantes viajan ligero, porque los mejores recuerdos no caben en las maletas, es decir usan sus recuerdos para traer a su mente los lugares, las personas o las experiencias vividas, se toman un respiro y con su memoria regresan a los espacios a los que sienten pertenecer, resignificándolos desde la distancia. Los informantes identificaron dos tipos de acceso: la memoria y la apropiación de los entornos. Con frecuencia los recuerdos se alimentan de las resignificaciones creadas a la distancia y el tiempo sufre una ruptura o quiebre, Pardo indica:

La nostalgia de los migrantes se encuentra inmersa en el tiempo, una importante forma de la construcción de su espacio. Se trata entonces de la transformación del espacio-tiempo objetivo y lineal en el que la nostalgia participa en la construcción de un espacio más allá de un solo lugar y en el que incluso en la nostalgia indirecta (a partir de la dinámica de la vida cotidiana, donde los migrantes llevan a cabo actividades relacionadas con su lugar de origen, sin que necesariamente haya nostalgia), tiene un papel importante. (Pardo, 2017, p. 109)

La memoria es la manera de recuperarse de la pérdida que han vivido, ello incluye a las personas, los objetos, las costumbres, los lugares y las prácticas culturales que se quedaron “allá”. El recuerdo es la herramienta para superar del trauma de la separación: “Las diversas ausencias, pérdidas y separaciones afectivas facilitan un estado de tensión que pone a prueba la estabilidad emocional y la posibilidad de responder de la mejor forma al contexto sociocultural en la que se encuentra el o la migrante”. (Campos, 2016, p. 74)

Con frecuencia la vida de los migrantes, en especial los de estancia irregular, se restringe a los espacios enmarcados por la vida laboral, porque se sienten temerosos a exponerse a una deportación por lo que observan una rutina de la casa al trabajo y viceversa. En los momentos de asueto y fechas especiales la nostalgia aumenta, se sienten solos, evocan la convivencia familiar y su terruño, su pensamiento recurrente es regresar; estas circunstancias han sido estudiadas por el psiquiatra español Joseba Achoregui, quien denomina a este estado mental como el Síndrome de Ulises, en referencia al legendario héroe de La Odisea que se pasaba los días llorando, suspirando y sumido en una gran tristeza en la añoranza por su patria, su mujer y su hijo. Campos lo describe así:

La presencia de sentimientos de soledad en el migrante al no poder llevar consigo a su familia; el sentimiento interno de fracaso, al no tener posibilidad de acceder al mercado laboral de forma inmediata y segura; y la sensación constante de miedo, muchas veces vinculada con su situación migratoria, prácticamente lleva al migrante a una lucha por sobrevivir, generando un estrés muy alto; a esto se le denomina como el “Síndrome de Ulises”. (Campos, 2016, p. 75)

La nostalgia alimentada por la percepción de lejanía y las experiencias vividas en el cruce dificultan su inserción en el lugar de acogida, esto se hace evidente pues algunos de nuestros informantes luego de casi dos décadas de vivir en Estados Unidos no han aprendido el idioma, por la convivencia lo entienden en un nivel práctico quizá en un 80%, pero no lo hablan ni lo escriben; además en el caso de Grand Rapids hay una gran presencia de latinos por lo que el migrante monolingüe podría sobrevivir aprendiendo muy poco a expresarse en el idioma inglés, porque en varios negocios se observan mensajes en inglés y en español.

Otro es el caso de los migrantes de mayor edad que por el miedo a perder su nacionalidad mexicana optaron por no arreglar papeles cuando el gobierno norteamericano les dio la oportunidad, pues no querían dejar de ser mexicanos; también hay quienes pese a tener hijos y nietos nacidos al otro lado del río Bravo no han sido asimilados pues se resisten a dejar de pertenecer a su tierra. Existen los casos contrarios hombres y mujeres que han nacido o vivido en Estados Unidos, pero no les gusta ese país, ni sus costumbres y no lo sienten suyo.

Porque Estados Unidos no es para mí. Yo soy una mexicana de esas mexicanas que ama México, que cimbra con todo, todo México. No me gusta el país para vivir (Estados Unidos), y mucho menos para que mis hijos crezcan en ese país. Sé que es un país de oportunidades, económicamente hablando, nada más. Pero de lo demás, no tiene nada. (Mujer, 36 años migrante retornada y esposa de migrante residente en Minnesota. (Pardo, 2017, p. 116).

Algunos adoptan el nuevo destino como su hogar y lo transforman a sus necesidades para llevar a cabo sus prácticas culturales, el trabajador internacional puede decidirse por la apropiación del espacio. El primer gran paso en ese sentido lo experimenta al momento de brincar la línea, sin importar un estatus de regular o no. Pardo en referencia a Harvey, explica: “Este cruce […] define cómo los migrantes producen su espacio y se apropian de él.” (Pardo, 2017, pp. 100-101). Este movimiento se caracteriza por ser titubeante, según lo manifestaron nuestros informantes; pues la primera vez ya sea por necesidad o novedad, la idea de regresar a su país persiste.

Un veracruzano que llegó a Grand Rapids a la edad de 35 años mencionó que había fijado su estancia en el extranjero por un periodo de dos años; su plan era que en ese tiempo acumularía el dinero suficiente para edificar una casa y tener recursos para un negocio propio, pero la realidad lo alcanzó, sus hijas crecieron y se hizo de otros compromisos y deudas. Por otro lado, una viuda que llegó con cuatro hijos pequeños explica que desde la primera vez quería quedarse en Michigan, pero sus hijos no se acostumbraban al clima y varias veces regresaron a México hasta que la situación económica los obligó a permanecer en Estados Unidos. (Bravo, 2018).

Las evidencias dan muestra de la flexibilidad del manejo del espacio, ahora ya no se concibe como lo absoluto, sino se transforma según la necesidad. Pardo cita a Harvey:

El espacio va tomando la forma que deseamos de él durante el proceso de análisis, y no de éste. En adelante el espacio no es en sí mismo ni absoluto, ni relativo, ni relacional, pero puede llegar a ser una de estas cosas o todas a la vez según las circunstancias. (Pardo, 2017, p. 17)

 

Tomaremos esta maleabilidad del espacio como una respuesta a la pregunta ¿El espacio se puede construir? Sí, esta postura nos acerca a la concepción del migrante que enfrenta dificultades para su regreso, ya sea porque sus circunstancias personales, familiares o las políticas migratorias se han vuelto más restrictivas a fin de frenar los flujos irregulares de población, y ante la imposibilidad de recuperar la relación espacio-temporal con su terruño empieza a crear nexos más duraderos, que le permita un desarrollo armónico entre sus iguales, así que se reúnen con amigos, paisanos o familiares para crear ambientes de confianza. Pese a que sus contactos se limitan al lugar de trabajo, vecindad o paisanaje, las relaciones sociales se extienden a celebraciones y festividades como ocasiones para afirmar y compartir su cultura (Hirai, 2009).

En relación con ello, oriundos de Morelos avecindados en Minnesota pidieron se les donara una estatua del Emiliano Zapata, para ser exhibida en la calle de Lake, una de las principales de las Ciudades Gemelas, se quería que sirviera de símbolo de la contribución de los morelenses en la renovación de la calle; la gestión en México fue exitosa y el gobernador acudió a la inauguración.[11].

Este episodio es ilustrativo para determinar cómo los migrantes van construyendo su espacio. La remisión de una estatua demuestra la participación de varias instancias, y aunque no se haya podido instalar en el lugar adecuado, señala la intención de trasladar aspectos culturales de lugar de origen al de destino y hacerlos evidentes ante la comunidad (Pardo, 2017, pp. 88-89)

Otra manifestación de la privatización del espacio son las celebraciones cívicas o religiosas, tanto en Michigan como en Minnesota las fiestas más populares son las del 5 de mayo y 16 de septiembre. De las Ciudades Gemelas se relata:

Otras prácticas espaciales que generan nostalgia, […] son las fiestas del lugar de origen celebradas en el destino, prácticas que además facilitan la incorporación del migrante a su destino.

Estas actividades y la nostalgia que provocan permiten que los migrantes construya o reconstruyan una representación mental de su lugar de origen mediante la memoria y la imaginación. Su desplazamiento es visto con frecuencia como una pérdida del hogar y es el espacio imaginado con prácticas trasnacionales como celebrar las fiestas patrias en el lugar de destino y la nostalgia que esto comporta, lo que les posibilita reconstruir su pasado, e imaginar su lugar de origen. Relacionado con la nostalgia y la construcción del espacio imaginado se encuentra el factor del tiempo. (Pardo, 2017, pp. 107,108).

Con relación a las celebraciones religiosas destaca el caso de Las Ciudades Gemelas, pues como muchos de los morelenses avecindados allí no son tienen un estatus migratorio regular, no han viajado a México hasta por lapsos de 15 años y por lo mismo no participaban en las fiestas patronales de San Pablo Apóstol en Axochiapan. Pardo (2017) explica que se encontraron con un sacerdote católico que presenció el festejo en Morelos y les propuso replicarlo en Estados Unidos en la Incarnation Catholic Church para los feligreses del lugar, lo fue una propuesta con buena acogida.[12]

Asimismo, hay familias que envían a sus quinceañeras nacidas en Estados Unidos, para festejar al lado de sus familiares consanguíneos a la usanza mexicana, aunque los padres no puedan estar presentes. Debido a estos inconvenientes y la cantidad de progenitores que no pueden regresar a México por la falta de papeles, en Minnesota han surgido los negocios que ofrecen el servicio.

Para algunos de los migrantes entrevistados, llevar a cabo un festejo típico de su cultura en el destino es una forma de apropiación de su espacio, de reafirmación su intención de permanencia, pues, aunque muchos llegan con la idea de estar por un tiempo limitado, otros llevan consigo a sus familias, por lo que estas celebraciones mantienen viva simbólicamente su cultura en las Ciudades Gemelas. (Pardo, 2017, pp. 131 y 132)

Estas son algunas evidencias de acceso al espacio que no necesariamente tiene que ser de manera física, sino mental, desde la memoria, donde el tiempo pierde su carácter lineal y se adapta a las necesidades de quien recuerda. Asimismo, se mostró de qué manera los migrantes se apropian de los espacios transformándolos con estatuas de héroes nacionales, la instalación de tiendas de conveniencia donde venden la materia prima para preparar comidas mexicanas o con la obtención de servicios específicos para hispanohablantes como las celebraciones de XV Años, bodas o graduaciones, así como la proliferación de negocios con información en los dos idiomas más usados, para captar clientes bilingües y comunidades binacionales.


Conclusión

Para finalizar comentamos cada una de las dimensiones espaciales propuestas por Harvey (1990), guía de este escrito. Describimos y reflexionamos sobre los hallazgos que encontramos en los testimonios de los mexicanos en Las Ciudades Gemelas de Minnesota tomados de la revisión del texto de Pardo (2017) y la ciudad de Grand Rapids, Michigan recuperado de las entrevistas realizadas (Bravo, 2018), ello nos sirve de cierre.

Sobre el espacio vivido o producido encontramos que los migrantes se enfrentan a un cambio de espacio físico que va de su lugar de origen al destino, ello implica cambios en el paisaje y clima, además de las ocupaciones laborales y prácticas cotidianas para su sobrevivencia. En Michigan, la producción del espacio se reflejó en cómo conseguir los insumos para la comida y quién la preparará, pues en ocasiones la familia entera trabaja y la elaboración de la comida es una tarea compartida, lo que no sucede en su país de origen. Comer con la familia es también un tipo de comunión para recordar la vida allá en México. Mientras para los migrantes de Minnesota la creación de clubes de migrantes les permite hacerse presentes en ambos lados de la frontera con la construcción de espacios para ellos mismos o sus familias en México. En Michigan el Centro Hispano crea el ambiente favorable para la vida de los migrantes procurando la ayuda en servicios sociales.

Respecto al espacio percibido, un tema de representación simbólica, encontramos que en tanto en Minnesota como en Michigan los migrantes recién llegados conservan su forma de vestir o incluso acentúan su atuendo para demostrar arraigo a su país y grupo nacional, usar el español y su modo de hablar son indicativos que se sienten y perciben como mexicanos a ambos lados de la frontera. Y además crean espacios trasnacionales para extender su concepción territorial materializando prácticas que son significativas a sus comunidades, nacionales y regionales.

Del espacio imaginado hallamos que en Minnesota y Michigan los migrantes usan como detonador del espacio imaginado a su memoria, pues su trabajo, escuela y entorno cultural es distinto en EUA. En esta dimensión se hacen más patentes las comparaciones de las etapas de su vida antes y después de la migración, ellos los describen como el “aquí” o el “allá”. En Michigan lo expresan en las diferencias en la educación a los hijos, o en querer retornar los días de su niñez conservando los libros que repasaban en su época de estudiantes en México. Incluso mostrarse como superiores ante sus paisanos cuando adquieren un estatus migratorio regular. Disfrutan de una especie de omnipresencia en su lugar de origen y destino, cuando contribuyen con recursos a las fiestas patronales y familiares, pueden disfrutar de un estatus de “presentes” en sus comunidades y seguir laborando fuera de ellas.

De acuerdo con las tres dimensiones del espacio tomadas de Harvey y señaladas al inicio del texto podemos concluir que la definición de espacio en el contexto de migración internacional es una construcción artificial y dinámica que abarca elementos físicos, relaciones sociales e imaginarias. Que se manifiestan en la vida de los migrantes mexicanos en Minnesota y Michigan.

Seguramente la comparación de testimonios de migrantes asentados en zonas distintas del territorio de EUA arrojarían conclusiones diferentes, pues los estados de origen de nuestros connacionales y las regiones serán tan diversos como lo es nuestro México. Aun cuando los migrantes viajan ligero, son sujetos culturales que llevan consigo sus prácticas sociales en las que se guían para apropiarse y adaptar los espacios de destino. El trabajo que aquí se presenta es meramente reflexivo y descriptivo de Grand Rapids, Michigan y Las Ciudades Gemelas, Minnesota.



[1] Información del Banco Mundial (2010) revela que México es el principal expulsor de población hacia Estados Unidos, otros países expulsores son India, Rusia, China y Ucrania. (Banco Mundial [BM], 2011)

[2] Para tener una visión más detallada de estas diferencias consultar Novelo (2007, p. 22) o Cuadro 1 Estadísticas comparadas, también disponible en Estadísticas básicas de comparaciones internacionales, en Estudios Económicos de la OCDE, México, México, 2.

[3] Hay una certeza de que la convivencia de dos culturas por el constante ir y venir de personas entre México y Estados Unidos también ha originado prácticas antropológicas de apropiación de espacios en México por ciudadanos mexicoamericanos, pero estos casos no son referidos por no ser parte del objeto de estudio.

[4]Cabe señalar que el material recuperado de la investigación de campo, las entrevistas citadas como (Bravo 2018) no han sido publicadas y fueron escogidas especialmente para este texto.

[5] El elemento económico se encuentra involucrado en todo el proceso de migración desde su origen hasta su destino y los efectos de la movilización en ambos lados del circuito migratorio.

[6] El testimonio de este hombre que expresa no tener problema para encargarse de la cocina y que se dice conocedor de la comida mexicana, nos informó que antes de pasar para Estados Unidos de América se dedicaba al ramo de los servicios en la industria gastronómica, por ello considera a la comida como parte de su identidad.

[7] Teoría de la Causalidad Acumulada. (Novelo, 2007)

[8] Teoría Neoclásica de la migración en su modelo microeconómico. (Novelo 2007)

[9] Se le conoce como el programa de Acción Diferida para los migrantes llegados a Estados Unidos en la infancia, esta política migratoria los protege de una deportación inmediata por su estatus migratorio irregular, con la finalidad de otorgarles un beneficio a cambio de un registro de sus datos personales. A los inscritos en el programa se les llama Dreamers, o soñadores.

[10] Ver las aportaciones de la teoría neoclásica en sus modelos macro y microeconómicos, nueva teoría económica, teoría del mercado laboral dual, teoría de los sistemas mundiales. Y en especial: Teoría de las redes y de la causalidad acumulada. (Novelo 2007)

[11] Aunque se le había designado un lugar provisional en un parque, las gestiones para darle un espacio definitivo no se terminaron y el modelo quedó dentro de un restaurante propiedad de unos morelenses en la calle de Lake. (Pardo, 2017).

[12]Esta práctica trasnacional es ya una forma de apropiación del espacio, pues se ha instaurado como una celebración anual de la iglesia de La Encarnación en las Ciudades Gemelas, en la que participan integrantes de otras comunidades migrantes, e incluso originarios de la zona. Es relevante observar que si bien las leyes antiinmigrantes han buscado mermar la migración internacional, como efecto secundario han facilitado la apropiación del espacio por parte del migrante; las dificultades del cruce fronterizo han hecho que estas actividades sean más comunes en el destino. (Pardo, 2017, p. 133).

 

Referencias

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Harvey, D. (1990). The condition of postmodernity, Oxford, Brasil Blackwell. Disponible en: https://files.libcom.org/files/David Harvey - The Condition of Postmodernity.pdf


Hirai, S. (2009). Economía política de la nostalgia. Universidad Autonoma Metropolitana, Juan Pablos Editor. Disponible en: https://es.scribd.com/document/559805363/Economia-Politica-de-La-Nostalgia


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Morán, A. (2016). Entre Fronteras y Estrategias Los Mexicanos en Michigan, 1900-2010. México: Secretaria de Relaciones Exteriores. Disponible en: http://www.h-mexico.unam.mx/node/17877


Montejano, M. (2016) "Migrantes mexicanas en el medio oeste de los Estados Unidos de América". [Manuscrito no publicado]Texto de la conferencia con el mismo nombre presentada en la Universidad de Salamanca, España, Congreso CIESAL.


Novelo, F. (2007). Hacia la economía política de las migraciones México-Estados Unidos. UAM-Xochimilco. Disponible en: https://publicaciones.xoc.uam.mx/Busqueda.php?Terminos=Estados Unidos&TipoMaterial=1&Indice=4


Organización Internacional de las Migraciones (2022) Informe sobre las migraciones en el mundo 2022, ONU Migration. Disponible en: https://worldmigrationreport.iom.int/wmr-2022-interactive/?lang=ES


Pardo, M.(2017). Migración y trasnacionalismo. Extrañando la tierrita. México: FLACSO. Disponible en: https://www.flacso.edu.mx/libro/migracion-y-transnacionalismo-extranando-la-tierrita/


United States Census Bureau. (2019). The Hispanic population in the United States: 2019. Table 24. Generational Distribution of the Hispanic Population by sex, Hispanic Origin type. Recuperado de: https://www.census.gov/data/tables/2019/demo/hispanic-origin/2019-cps.html


Entrevistas


Hombre (18 de agosto de 2018). La comida mexicana me identifica/Entrevistado por A. Bravo.


Hombre. (21 de agosto de 2018). Me faltaba el empleo/Entrevistado por A. Bravo


Mujer. (21 de agosto de 2018). Miro a los mexicanos//Entrevistada por A. Bravo


Mujer. (20 de Agosto de 2018). Cómo son los mexicanos/Entrevistada por A. Bravo


Mujer. (21 de agosto de 2018). La crianza de los hijos es muy diferente/Entrevistada por A. Bravo.


Mujer. (23 de agosto de 2018). Me vine muy chiquita./Entrevistada por A. Bravo.



Correspondencia

Ananí Bravo Sosa, correo electrónico: a.bravososa@ugto.mx Tel. 3312023000

* Departamento de Artes Visuales de la División de Artes y Humanidades del CUAAD.

Universidad de Guadalajara. Campus Belén. Ex Claustro de Santa María de Gracia. Centro Histórico, Guadalajara, Jalisco.

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