CNEIP
VOLUMEN  6  |   NÚMERO Migraciones  |  2024

Ensayo
CNEIP
La alteridad inquietante del migrante. Un estudio psicoanalítico
The disturbing otherness of migrants. A psychoanalytic study
DOI  https://doi.org/10.62364/cneip.6.2024.189
Mario Orozco-Guzmán*, Hada Soria-Escalante**, Jeannet Quiroz-Bautista*
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo* Universidad de Monterrey**

Citación
Orozco-Guzmán, M., Soria-Escalante, H., y Quiroz-Bautista, J. (2024). La alteridad inquietante del migrante. Un estudio psicoanalítico. Enseñanza e Investigación en Psicología Nueva Época, 6(Migración), 29-41. https://doi.org/10.62364/cneip.6.2024.189

Artículo  enviado 08-08-2023,   aceptado 10-12-2023,   publicado 26-02-2024.  

Resumen
El trabajo desarrolla los fundamentos del odio y del miedo en relación con la alteridad que contradice el sueño narcisista de autosuficiencia en los planos subjetivo y social, tanto en las comunidades migrantes y las que reciben migrantes, que se reconocen lejos de ese sueño. El migrante en México dejó de ser una presencia para el intercambio de saberes y experiencias, volviendose presencia temible. La propaganda paranoica, vertida en redes sociales ha provisto de rasgos malditos la figura del migrante de las caravanas centroamericanas. El discurso que sustenta responde a una reavivación de los terrores primigenios por la incidencia traumática del covid19.

Palabras clave
Migrantes, alteridad, miedo, subjetividad, discurso.


Abstrac
The article addresses the fundamentals of hatred and fear in relation to alterity that contradicts the narcissistic dream of subjective and social self-sufficiency, inside migrant communities, and the communities that receive migrants. Migrants in Mexico are no longer equivalent to an exchange of knowledge and experiences, and they are now seen as unpleasant. A paranoid propaganda, which can be easily tracked in social media, has provided the figure of an undesirable migration of Central American people. The discourse that responds to an elevation of ancient fears, is displayed by the traumatic side of Covid 19.

Keywords
Migrants, alterity, fear, subjectivity, discourse.


En su crónica del proceso histórico civilizatorio, Childe (1986) reconoce en grupos del paleolítico superior la capacidad para organizarse de modo que parecían autosuficientes para brindarse lo indispensable y poder subsistir mediante la caza y la recolección de alimentos. Pero aclara que

"autosuficiencia no significa aislamiento" (Childe, 1986, p. 78), estas comunidades tenían que abrirse y acudir al intercambio comercial. Más allá de los beneficios recíprocos para el sustento y lucha vital, se ponían en acción procesos de transmisión de los pensamientos y creencias: "fueron conductos por los cuales las ideas de una sociedad pudieron llegar a otras, por los cuales pudieron comparar los materiales extranjeros, por los cuales se pudo difundir, de hecho, la cultura" (Childe, 1986, p. 110). La cultura entonces se va forjando bajo dinámicas de intercambio y comparación entre los pueblos. No hay un yo ni una comunidad que subsista sin la participación de la alteridad, del otro que puede duplicar extrañamente al yo, haciéndole creerse inmortal primero y luego como destinado a perderse, a perder la vida.

 La condición de autosuficiencia también se ve rota en comunidades donde la naturaleza se muestra adversa a los cultivos y el pastoreo. Al cernirse la amenaza del hambre estos grupos se ven obligados a emigrar, a entrar en contacto con otras comunidades ya no únicamente para intercambiar productos sino para sustentarse y sobrevivir. La confrontación es inevitable y tampoco se reduce al terreno bélico, pues una pugna intercultural "provocada por las invasiones y las emigraciones facilita la propagación de nuevas ideas, quebrantando la rigidez de las sociedades establecidas" (Childe, 1986, p. 160). La otredad cultural pone a prueba a la rigidez o apertura de una comunidad. El otro puede ser alguien que va a someter o alguien a quien es preciso someter. Este otro bajo la figura del conquistador o el siervo ya no es solidaria de la idea del intercambio, sino la de alguien amenazante o a quien conviene amenazar. En su revisión de las comunidades del mundo contemporáneo Bauman (2015) incide en esta presencia inquietante de un otro donde convergen las condiciones de ajenidad y hostilidad que Freud ya señalaba: "los <<otros>> (entendidos como unos otros extraños, anónimos, sin rostro, con quienes nos cruzamos diariamente de pasada o pululando por nuestras densamente pobladas urbes) son fuentes de las que emana una amenaza vaga y difusa para nosotros, lejos de transmitirnos una sensación de seguridad y protección frente al peligro. Ni esperamos solidaridad alguna de ellos ni despierta en nosotros solidaridad alguna cuando los vemos" (p. 93). Si las personas, otros-extraños, con quienes hay contacto efímero en nuestras travesías cotidianas y urbanas producen angustia más tranquilidad, si con ellas se da la reciprocidad de la falta de solidaridad, ¿qué podría suceder con los extranjeros, anónimos, que amenazan con cruzar nuestro territorio para buscar ingresar a los Estados Unidos?  ¿De qué amenaza serían portavoces y portadores? ¿No son una especie de dobles de algunos mexicanos que también buscan año con años emigrar a Estados Unidos?, ¿No se reflejará en esos rostros desconocidos el imperio de la necesidad y de la muerte, el rencuentro intolerable con la experiencia básica de "Hilflosigkeit" (p. 249), desvalimiento, ligada por Freud (1919/2006) a lo ominoso?

La empatía imposible

El narcisismo de las pequeñas diferencias propuesto por Freud (1921/2006b) resulta del violento encuentro con alteridades sumamente próximas o experiencias que hacen tambalear la imagen de absoluta conformidad de un sujeto o una comunidad. Freud (1912/2006) primero sitúa este tipo de vulnerabilidad narcisista en la relación de los varones con las mujeres, ya que estas no corresponden a la imagen corporal viril, como modelo ideal de integración narcisista. Sometidas a esta invalidación narcisista, incomprensibles, ajenas y hostiles, desde este imaginario ideológico, las mujeres no entrarían en la dimensión de equidad y justicia hacia el semejante ni del precepto sagrado del amor prójimo. Un pánico fundamental se expande como miedo a "ser debilitado por la mujer, contagiarse de su feminidad y mostrarse luego incompetente" (Freud, 1912, p. 194).  La idea del contagio hace pensar que feminidad es una enfermedad, preferentemente infecciosa, que colocaría a los hombres en una posición de identificación imaginaria con ellas. Esta posición subjetiva se ciñe al atributo de debilidad. El narcisismo de las pequeñas diferencias en este caso trasunta miedo, miedo a establecer con las mujeres este proceso denominado "Einfühlung" (1921/1999a, p. 119), empatía, que fundamenta la posibilidad de comprender al "Ichfremde", yo extraño, situado en los otros. El narcisismo de las pequeñas diferencias se erige como recusación de la identificación con otro que transmitiría el terrible mal o enfermedad de la debilidad. Este rechazo de la comprensión empática se puede entender aún más si extendemos esta posición subjetiva como "la aptitud de un ser viviente para representarse las representaciones de otro, sus acciones, sus emociones y sus pensamientos" (Cyrulnik, 1995, p. 27). La violencia que pronto aparece en la fundación de civilizaciones responde a esta postura  de rechazo y extrañamiento a la representatividad de un otro que remite al desvalimiento y "no ha abandonado nunca la Ciudad, al encuentro de los dominados, de las mujeres y de los niños" (Héritier, 1996, p. 29). Esta violencia se ensaña en particular con las alteridades que encarnan la debilidad y vulnerabilidad y, por tanto, que más parecen contrariar y poner en riesgo la fuerte voluntad de dominio narcisista viril. Alteridades que no pueden ni deben insertarse en la empatía identificatoria. De allí que puedan inspirar miedo.

El miedo es, por otra parte, lo que podría haber empujado las emigraciones de grupos humanos. El miedo atroz en estos grupos ante los estragos del hambre suscitó también miedo entre las comunidades donde podrían asentarse estos migrantes. El miedo sobrepujó, superó, las posibles ventajas de intercambio comercial y enriquecimiento cultural. La expectativa habrá sido de un inminente encuentro hostil. La simple vecindad entre poblaciones ya posicionaba, hacia aflorar, como lo advertíamos al remitirnos a la lectura de Freud (1921/1999a) sobre su disección de las masas aunada a la del yo, ese odio depositado, sedimentado, en codiciar ser mejor que otra. Sobrepujar al otro, a ese otro donde colinda mi ser y mi poder, a ese otro con quien se establece una relación de límites y de limitación, conduce de nueva cuenta a la convergencia de la ajenidad y el odio. En el caso de los grupos migrantes la sensación predominante es que es mucho más el daño que podrían aportar y muy poco o nada de valía lo que podrían concederse. Freud acota la idea de que esta intolerancia se extingue cuando estos grupos a los que se les tiene repulsión pueden integrarse reconociéndose su alteridad específica, eso supone la apertura de un grupo interesado en extender su formación comunitaria. Sin embargo, lo que se puede extender es el miedo, compañero del odio a lo diferente, cuando prevalece y hace que las comunidades se cierren en sí mismas. Lo que esta en juego es el narcisismo intolerante, ese amor de sí mismo que interpreta al otro, la diferenciación del otro, como hostil, como amenazante en tanto portadora de un mal contagioso. Los pueblos migrantes no representan sólo diferenciación social y cultural sino también miedo al cuestionamiento, a la autocrítica, para los pueblos a los que aspiran a llegar. Plasman el miedo a que les impongan otro modelo, a que se impongan como modelo, para encauzar de otro modo su vida social y cultural, lo cual implica el riesgo de hacerles perder todo lo que entra en el campo de sus intereses de enorme sobrevaloración narcisista. Es decir, esos pueblos migrantes pueden llevar a que las comunidades virtualmente receptoras se cuestionen sobre sus propias fortalezas imaginarias.

El visitante repudiado

Luigi Zoja (2015) expone este vuelco en la actitud hacia los migrantes por parte de las poblaciones. Otrora el viajero era bien recibido. No soslaya el hecho de que también hubiera situaciones de conflicto con los grupos de cazadores y agricultores que debían cuidar y proteger sus territorios. Reconoce que su país, Italia, concebía al migrante como un "visitante" (p. 60) provisto de saberes sobre culturas y civilizaciones ricas en tradiciones, era motivo de curiosidad más que de suspicacia. Las cosas han cambiado radicalmente: "Hoy en día, los inmigrantes llegan desde el mar en embarcaciones que son prácticamente desechos. No obstante, cada vez se les reconoce menos como viajeros y se les considera más como invasores" (p. 61). Los migrantes más que viajeros, son percibidos como desechos sociales y con enorme desconfianza. Si su presencia se llega a interpretar como invasiva es en la medida en que encarna una de las figuras de alteridad, que Freud (1921/1999a) propone, la de "Gegner" (p. 73), adversario. ¿Cómo identificarse, cómo ponerse en el lugar de alguien representado como enemigo? ¿Quizás en función de esa imposible identificación  es que deviene adversario?

En esta época, como lo señala Bauman (2015), de una alerta de seguridad a otra, los migrantes se inscriben como un signo que podría dispararla, encarnación de la convergencia entre lo malévolo y lo ajeno: "la variedad moderna de la inseguridad viene marcada por un miedo que tiene principalmente como objeto a la maleficencia humana y a los malhechores humanos" (p. 170).

Para la investigadora Ingrid Kummels (2014), migración es un término que en Alemania es equivalente de "otredad" (p. 191). También señala el cambio de signo, de sentido, del trabajador migrante que era invitado para hacer estancias laborales por un tiempo determinado por un país que lo hospedaba. Ahora, la movilidad inserta en la migración ha pasado a considerarse como algo "anormal, frente a la normalidad identificada con el sedentarismo. Indica cómo la violencia se aloja en las experiencias de migración motivadas por condiciones de extrema precariedad en lugares de origen. Refiere la situación de los rarámuris, "marginados por parte de los mestizos, un sector de la población en Chihuahua que se autodenomina blanco o gente de razón y se considera como dominante" (p. 193). La violencia de la marginación se acopla con la violencia de la discriminación y de la incriminación en la medida en que este grupo étnico es despojado de toda razón y, entonces, hasta de cierta condición humana. Es un grupo potencialmente criminal. Es el mismo grupo, designado como tarahumara por los españoles, que ya en la época colonial fue obligado a migrar a establecimientos misioneros mineros para que se explotara su mano de obra en este tipo de industria.  

Por otra parte, el término "Verschiebung" (p. 258), desplazamiento, es planteado por Freud (1915/1999b), como el camino a través del cual se emprende la formación de sustituto en la histeria de angustia. Los afectos, como la angustia, se pueden desplazar de una representación a otra. La angustia ante la insistencia de una representación intolerable, emanada de las pulsiones eróticas o mortíferas, se puede movilizar, desplazar y se puede endosar a una representación menos insoportable. Ese proceso se acompaña de la proyección del peligro, el cual en principio proviene del interior, de estas aspiraciones inadmisibles, y se inscribe en una imagen simbólica asociada a éstas, pero perteneciente a las impresiones del exterior. La amenaza se ha desplazado hacia afuera con la cual el sujeto tiene mejores posibilidades de escape y evitación. Esta relación entre la angustia y lo extraño, entre el miedo y lo extranjero es motivo de una interesante reflexión por parte del psicoanalista Daniel Sibony (1998), acentuando el papel de esta proyección sobre el entorno en general, sobre el objeto extranjero-extraño en particular, de todo lo que resulte terriblemente angustiante:

Que los extranjeros –en sentido banal- puedan fijar sobre este género de miedo, hay razones para eso, por ejemplo, la inquietud de los autóctonos sobre su identidades su lamento narcisista. Pero el extranjero, es el desplazado. Es desplazado de allá lejos, y aquí está desplazado. El desplazamiento inspira la fobia, funda el espacio el espacio y el movimiento. Es primera propiedad del espacio, es el poder de desplazarse según reglas que toman en cuenta la forma y la topología (p. 260).

No es cualquier alteridad la del extranjero que provoca miedo entre los habitantes de una población. La alteridad es la de alguien que irrumpe, como lo acentúa Sibony, "es la de una existencia abierta, no inscrita no reconocida" (p. 268). Es la presencia intrusa de algo o alguien que provoca un intenso e inmenso dolor, como si hubiera penetrado y avasallado un espacio concebido de dominio propio. Se podría equiparar el inconsciente con el extranjero en el sentido de lo que decía Freud(1916-17/2006) acerca de que la incidencia del primero, hacía pensar que el yo no era dueño y señor en su propia casa. Entonces el miedo consiste en que este inconsciente, figura de lo más extraño al sujeto, que este extranjero, figura de lo desconocido, ejerzan un poder de desalojo. Convergen entonces las figuras de lo inconsciente y del extranjero incluso bajo la tendencia del yo de configuración narcisista a intentar someterles, a rechazarles.

Etimologicamente existe una relación entre la palabra extranjero y hostilidad. En latín hostis, que designaba al extranjero y al huésped, a su vez viene de ostium, que significa puerta. El significado habla de aquel por el cual se ponen las puertas de una ciudad. Así el vocablo se va desarrollando hasta llegar a su acepción de enemigo y contrario. Esta manera de designar al enemigo se diferencia del animicus, ya que este último designa a un enemigo personal, al contrario de la palabra hostil, que designa a un enemigo público y se encuentra ligado al ejército enemigo. En alemán la palabra hostilidad se traduce como Feindseligkeit, que en su raíz está compuesto de feind, enemigo y selig que puede ser traducido como bienaventurado o bendito, implica pues el hecho de que ese enemigo, el hostil, no es considerado como cualquier cosa, sino que tiene un estatuto casi de tabú, en su calidad de enemigo es honrado como tal, al igual que el padre que es amado y odiado. La palabra hostilidad trae consigo entonces desde sus orígenes esa ambivalencia que Freud percibe en el sujeto desde su infancia: "la hostilidad, de la que uno nada sabe ni quiere saber, es arrojada (werfen) desde la percepción interna hacia el mundo exterior; así se le desase de la persona propia y se la emplaza (zuschieben) en la otra persona" (Freud, 1913/2006, p. 68). Es decir, el sujeto ve enemigos donde no hay, construye a los enemigos sobre el modelo del sí mismo, tal vez de allí el carácter tan mortal y ominoso del contrario.

Bauman (2015) desarrolla la reflexión acerca de cómo lo que escapa a la comprensión escapa al manejo y control. El yo de la voluntad narcisista se encuentra agraviado por sucesos que lo desbordan. Lo encaran con la falta, con esos boquetes que lo desconocido introduce: "Lo que no somos capaces de manejar nos es desconocido y lo desconocido nos asusta. Miedo es el otro nombre que damos a nuestra indefensión" (p. 124). Lo desconocido tiene presencia imponente en el psiquismo con la concepción de lo inconsciente y en las relaciones de alteridad con el extranjero. Algo extraño desde dentro y  desde fuera nos controla y determina. Es la fuerza de alienación que posee ese fantasma tanto del inconsciente como del extranjero. El yo del orgullo narcisista, no obstante, se asusta e intenta defenderse. La xenofobia y la violencia se conjugan en condiciones de cerrazón de una comunidad que sólo congrega a los semejantes y repudia a los otros:

La histeria política, como estado durable de espanto colectivo que se apodera de un pueblo a continuación de una gran desgracia, de una experiencia traumatizante, se alimenta de buen grado del miedo a los Otros concebidos como amenazantes para la integridad física de la colectividad (Héritier, 1996, p. 54).

Llama la atención que se hable de histeria en el caso de estas experiencias de estremecimiento colectivo. La histeria permitió a Freud descubrir la alteridad del deseo intolerable para el yo de la imagen de la adecuación y la conformidad social. Ese deseo sería atribuible a otro, pero imposible reconocerlo como perteneciente al yo, por eso se llegó a pensar que en la histeria se desplegaban casos de desdoblamiento de la personalidad. El yo es capaz de engañar y engañarse asignándole al otro todo lo que rechaza y repudia de sí mismo. De este modo pretende resguardarse del odio a sí mismo. Nosotros optaríamos por la denominación de paranoia colectiva para este posicionamiento, siguiendo las ideas de Lauru (2015) donde cualquier otro puede convertirse en un extraño, en extranjero, inquietante. La sensibilidad siniestra ante este otro devenido extraño conduce a la "necesidad vital de diferenciarse del otro, bajo pena de ser absorbido o maltratado por él" (p. 128). El sujeto niega odiar a este otro y sólo puede alegar que tiene que defenderse ante el peligro que porta este otro, ante lo tremendamente amenazante que resulta su presencia. Incluso debe anticiparse a la absorción o maltrato del otro que se conduce de modo extrañamente inquietante. Si liquida a este otro, devenido su máximo enemigo,  podría sustentar legítima defensa ante alguien que encarna la malevolencia: "Mal y miedo son gemelos siameses" (Bauman, 2015, p. 75). La discriminación es común que vaya enlazada con la incriminación. Se discrimina identificando a alguien como poseedor de un "rasgo maldito" (Sibony, 1998, p. 213) y se le incrimina culpándole de acarrear sucesos malditos. Bertrand Russell (1973) sorprende al hablar de "propaganda histérica" (p. 72), aludiendo a toda una campaña informativa para la búsqueda y localización de culpables de desgracias de gran calibre social.

La propagación del mal

Las caravanas de migrantes durante el 2020 tuvieron la particularidad de emprenderse cuando el Covid se cernía sobre México con su poder traumático. El advenimiento de algo inesperado, impensable e imprevisible en su impacto, como ha sido este virus, desbordando competencias de la ciencia médica, se adjunta con la llegada esperada de esta caravana. Lo ominoso de este virus se anudaría a la presencia temida de los vecinos centroamericanos. Lauru (2015) señalaba que el odio al extranjero puede resurgir ante el súbito encuentro con lo real de un peligro inadvertido y Héritier (1996) señalaba que la histeria política se puede agitar ante una experiencia traumatizante. Dicha propaganda difunde algunas figuras del mal, que se avecina con la llegada de estos inmigrantes en tiempos de pánico ante los peligros de lo real de un virus.

Hemos emprendido un trabajo de lectura de las sinuosidades discursivas de algunas de las redes sociales movilizadas por estos desplazamientos migratorios. Las redes sociales es lo que mejor permite entender la condición misma del lenguaje, al mundo de los símbolos, dice Lacan (1981), capaces de envolver la vida de un ser humano "con una red tan total que reúnen antes de que él venga al mundo a aquellos que van a engendrarlo "por el hueso y por la carne" (p. 268). Es decir, envuelven simbólicamente a los seres humanos, los relacionan y enlazan de alguna manera y hacen que tengan sentido sus actos, las interpretan. Los mismos migrantes participan de estas redes, se envuelven y envuelven a los otros en su tejido discursivo. Por eso también hacemos constar su participación discursiva.

Este grupo migrante de la caravana también se encuentra instado por el miedo emanado de sus condiciones de pobreza y de violencia ante la expansión del crimen organizado en sus comunidades. En nuestro país el crimen organizado ha provocado también esta movilidad, entonces advertimos que mientras el miedo a la violencia de grupos criminales hace a la gente poner distancia con sus comunidades, desplazarse hacia fuera, el miedo al coronavirus ha impulsado a confinarse, en la medida en que el otro puede devenir un elemento hostil siendo capaz de contagiar. Es el terreno propicio para la "sensibilidad de lo paranoico" (Lauru, 2015, p. 128). Esta sensibilidad se puede poner en palabras y hacer con ellas, como señala Lacan (1955-56), un "fichero" (p. 168) que permita advertir su alcance para discernir las figuras del mal que propagan. No nos proponemos que sea un estudio exhaustivo sino demostrativo de ciertas maneras de posicionar un discurso paranoico cuyo asunto, como también lo advierte Lacan (1974-75), es el congelamiento del deseo. Es decir, lo que dice posee un sentido tan contundente y definitivo que cierra todo posible cuestionamiento. El deseo plasmado en este discurso de propaganda paranoica parece destinado a dejarnos congelados porque el mismo parece haberse mantenido en la congeladora. Atendamos a las atribuciones malignas, de rasgos malditos, que supone y difunde esta propaganda de histeria o paranoia política. Tres fichas discursivas son destacadas y se enuncian entendiendo que entre ellas hay infiltraciones temáticas: El migrante que encarna el mal aporta muchos males, denigración del origen y discursos sobre el mal y su expansión.

El migrante que encarna el mal aporta muchos males

El miedo radica no sólo en los contagios que puedan incrementarse con la presencia planteada como abrumadora de los migrantes, sino el hecho de que pueden traer con ellos otras enfermedades, suciedad, inseguridad y desconfianza. Como relata una migrante hondureña: 

Nos tratan peor que a animales. Si no me baño es porque no puedo. Dicen que estamos sucios y que tenemos piojos porque estamos en situación de calle. Mire fui a Soriana, fuimos a comprar comida y nos sentamos a comer, si nos miraban comiendo un pan -enseñe el ticket de ese pan-, si nos miraban tomando una soda -enseñe el ticket de esa soda-, una manzana -enseñe el ticket de esa manzana-, creen que uno viene a robar 1.

 En este envoltorio simbolizante encontramos el supuesto decir de otro sobre uno mismo. Se situarían, atendiendo al discurso de esta persona como un grupo de personas sometidas a una violencia que Wieviorka (2005) denomina de antisujeto, en la medida en que coloca al otro en condición degradada o degradante, quedando reducido a la "animalidad, incluso a la materialidad de los objetos" (p. 297). Desde este discurso, la "gente", los otros que hacen una especie de comunidad homogénea, muestra una actitud que iría del desdén a la desconfianza. La "gente’ los miraría como portadores del mal ya adscrito a su ser identificado con la suciedad y a los piojos como fuente de contagio.

También el otro quedaría reducido a la condición de "sucio", a algo que remite a lo excrementicio, a lo anal, según Freud (1905/1999) lo hace constar en una nota a píe de página, formulada desde los planteamientos de Lou Andreas-Salomé, como "Symbol für alles zu Verwerfende" (p. 88), símbolo de todo lo desechable". No traen nada bueno estos migrantes. Por el contrario, vendrían con intención de despojar de los bienes propios ¿Cómo hacer empatía con alguien así? Sin embargo, este migrante, este yo-ajeno, podría ser el yo-propio y su discurso, el de un connacional que después de ingresar a los Estados Unidos, reparara en las actitudes de repudio de ciudadanos de este país. De igual forma, la sensación de impotencia y de desvalimiento se transmite y también puede ser contagiosa. El miedo al contagio se impone para rechazar toda posibilidad de acercamiento empático y atención. La experiencia de rechazo pone al borde de la muerte y resulta indecible, imposible de enunciar, a lo que se tiene que recurrir para hacerse escuchar. Como expresa una migrante salvadoreña:

No podemos hacer nada. Para pedir trabajo no puedes decir ‘no tengo casa’ porque se supone que todas las personas tienen una casa. Me quiso dar neumonía, del frío que me dio tantos días antes de encontrar un albergue. ¡Una tos que traía!, y nadie me quería atender porque decían que los iba a contagiar. Casi me muero en la calle 2. Se lee en las redes sociales los comentarios de un encabezado que dice: "Caravana Migrante se acerca a México, el 30% podría tener coronavirus" (Revolución 3.0, 2020)

-          Más trabajo para el sector salud y más riesgo a los mex no es razismi como prevenir que esta gente venga a ponerse en riesgo con tantas injusticias y peligro dios los bendiga [sic]

-          Se van a traer más enfermedades a México [sic]

-          Más miseria y enfermedades [sic]

-          pos avísenles que es muy probable que mueran de covid [sic]

-          Más contagios aquí morirán de covid19 [sic]

-          Bueno pues ahora si agarramos porque con asinamiento y sin servicios médicos, va a haber muchos descensos [sic]

 Una supuesta preocupación se delata en el primer enunciado. Preocupación por la instancia sanitaria de México, por los mexicanos y por los mismos migrantes. Se arriesgan al venir a México y arriesgan a los mexicanos. Se niega que se trate de una postura racista. Riesgo y peligro ponen en el centro de un discurso que carece de puntuaciones "tantas como se puede ver, son varias las características del proceso de la formación profesional del psicólogo en España que se asemejan a las que podemos encontrar en otros países de Latinoamérica (Proença, 2023). Y son interesantes también las particularidades de estos planes de estudios asociados a su propia historia y a los vínculos de España con otros países del mundo.

 Y es también relevante, reconocer que hay aún proyectos y líneas de investigación que se mencionan en algunas de estas entrevistas que podrían mejorar la formación profesional como psicólogos, por ejemplo, las relativas a la vinculación entre la teoría, la práctica y la experiencia profesional, el papel de las estrategias docentes como el Aprendizaje-Servicio, la importancia de la consideración de la identidad, en cuanto a que se trata de "hacerse psicólogos" y "ser psicólogos". Finalmente, y no menos importante, aún se necesita profundizar más en saber cuáles son los programas de estudios con más éxito, las mejores estrategias para la formación del profesorado universitario y para diseñar itinerarios académicos y planes de estudios vinculados con las necesidades sociales y del contexto actual.

 Denigración del origen

 Un ideal de continuum geográfico, sin límites, sin vecindades marcadas por fronteras, se hace escuchar en otro testimonio de una mujer migrante de Honduras en su paso por Tabasco:

 Fui a pedir trabajo y me dice la señora ‘si no eres de México, yo ni te quiero ver aquí’. Yo pienso que no tengo cara de maleante o de droga. Te hacen sentir inferior por no ser de aquí. Somos un mundo, no somos frontera, frontera lo hicieron los humanos, Dios hizo el mundo como… no dijo ‘esto es México y esto es Honduras’, no… yo quiero saber quien hizo la frontera y quién puso los nombres de los países .

 Los migrantes no tienen un origen digno para los que podrían recibirlos. La discriminación se vuelca en incriminación. Las pequeñas diferencias se hacen enormes. Si no eres de mi país, si no eres de los míos, eres repudiable. El rechazo de mirar a este otro es en función de un rostro que constituye la presencia del mal, "mal-eante". Para esta persona sería deseable un mundo donde la proximidad no fuera perjudicial. Dios hizo el mundo, pero no impuso divisiones, de acuerdo con este decir. Como si la anulación de fronteras pudiera garantizar la comprensión empática

 Los migrantes como instancia ominosa representan lo adverso, la adversidad y lo adversario para los mexicanos. Así lo muestra una serie de comentarios a un artículo en Facebook que lleva por título "Alerta ante el posible paso de caravana migrantes hondureña! [sic]" (El gráfico de oriente, 2020): 

-          Pues a la fregada con esos que los regresen en caliente a sus ranchos no hemos salido de estay nos traen más infectados [sic].

-          Mmmm…massss hayyyy no, pero la culpa la tiene el gobierno …de patitas a su rancho…Fuera ni uno. Mas… [sic].

-          Vale madre nunca vamos a descansar de esta gente [sic].

-          Estan viendo la tempestad si los acepta este gobierno de plano están en contra de los mexicanos [sic].

-          Pues hay que aserle como Estados Unidos un muro para que no pasen …fueraaaa [sic].

 Los migrantes, como gente perturbadora de la tranquilidad, solo traen la desgracia y la fatalidad. ¿Quién los trae a México? Son vistos como la infección encarnada que el mismo gobierno trae. Los migrantes no provienen propiamente de países sino de "ranchos", de lugares donde la precariedad económica y la violencia de organizaciones criminales es tal que los empuja a salir a buscar otras condiciones para sobrevivir. No desconociendo los riesgos que supone desplazarse, la persecución por organizaciones criminales, y por las autoridades mismas, el tren, los caminos interminables por la selva, extorsiones y muerte.

 Discursos sobre el mal y su expansión.

Una mujer testimonia el fin del sueño americano y el inicio del terror. Reaparecen algunos significantes que recaen en el asunto identitario social.

El sueño ya acabó. Ahora es una pesadilla. Se supone que el presidente de aquí sí nos recibe, pero en la calle la gente te dice mugrosa, adicta… fui a pedir apoyo a migración y al enseñar mi identificación, me dijo el hombre que si no me daba asco ser de Honduras. El policía fue el que me dijo eso .

Prevalecen los atributos malditos que desembocan en lo que dice un representante de la justicia. Es el discurso de la repugnancia que reduce a los migrantes, como lo decía otro migrante, a algo sucio. Efectivamente, la identificación está en juego. Pero diríamos que la identificación de una condición de pertenencia geográfica y simbólica a un país con una condición inmunda. Igualmente, en redes sociales se evidencia el discurso del poder y el poder del discurso. Se llama a la unidad, a esa cohesión contra lo ajeno, contra quienes no es posible establecer un lazo de identificación empática. No aportan ningún enriquecimiento cultural. Sólo traen riesgos malignos.

-          mexicanos no hay q dejar q pasen x q morena y el president los ban adeja pasar[sic].

-          Mejor ay que unirnos y ponernos nosotros para que no llegue[sic].

-          Amlo apoyando a Trump en su máxima expresión… a qué si pasan por México! ¡Ya lo estoy viendo! [sic].

-          y porque no los distribullen a todo el mundo[sic].

-          Con el riesgo de contagio en Centro América, la poca asistencia médica en el sur del país y en el norte que suben los contagios, va a ser una carnicería…[sic].

 Las redes sociales envuelven con un discurso que convoca y vaticina. Convoca a la unión contra el ingreso de los migrantes a México. Frente a lo que consideran un gobierno y un partido complaciente con ellos. También tiene el carácter de una apuesta y una visión este discurso que advierte que estos migrantes sí podrían pasar suponiendo que el presidente de México estaría, sin embargo, apoyando al de Estados Unidos. En este sentido, parece una paradoja ante la idea de que el presidente mexicano y el partido que lo respalda estaría a favor de la causa migrante. Este discurso convocatorio es también un exhorto y propuesta para que los migrantes se distribuyan por el mundo. Es mejor que los contagios de los que son inminentes portadores se repartan. Ese discurso es visionario, hace pronósticos, en términos más propios de la criminalidad. 

¿De qué contagios se habla más allá del evidente relativo a pandemia del virus? Lo que es contagioso es el anhelo de migrar, la inconformidad con un sedentarismo que puede implicar inmovilidad, rigidez, política y social. La propaganda parece apostar por congelar a los sujetos, por congelarlos en la condición del miedo paralizante. Lo traumático de la experiencia disruptiva por el COVID19 reavivó el miedo, el horror ante lo desconocido, ante lo extraño, ante el extranjero ¿No es incluso posible que se haya identificado de modo sumamente confuso y aterrador al inmigrante con un virus que conlleva la presencia misma de lo siniestro y su carga angustiosamente mortífera? ¿A nivel mundial se ha significado y estigmatizado al inmigrante como una presencia inquietantemente virulenta? El migrante es la representación de la alteridad execrable de lo impropio, de lo ajeno. De allí que se entienda este proceso de rehusarse enérgicamente a una posible identificación imaginaria con ellos. Aunque la situación de los migrantes centroamericanos (yo-ajeno) no es nada distante de lo que han vivido nuestros connacionales (yo-propio) en sus travesías plenas de riesgo e incertidumbre hacia el vecino país de Estados Unidos ¿Los maltratamos como nos maltratan o nos maltrataron, lo discriminamos e incriminamos como lo hacen o lo han hecho los estadounidenses? Parece que si nos podemos identificar con nuestros compatriotas que casi los podríamos enaltecer por haber logrado cruzar la frontera y emprender el sueño americano. 

Freud (1921/2006) había advertido el sentido unificante del odio.  No sólo Eros congrega y enlaza. La religión del amor es también de odio hacia los que son diferentes en función de su creencia. Y de allí emana la intensa crueldad e "intolerancia hacia los extraños" (p. 94). Se podría verter también el sentido de "profano". Así tendríamos que los ajenos a la fe que liga grupalmente son quienes no respetan algo de carácter sagrado. De este modo el extraño es alguien que llega a profanar las creencias de una comunidad elevadas a la condición de algo sagrado. El extranjero inmigrante, es alguien con quien resulta imposible la conciliación identificatoria, la comprensión empática, porque con esta pequeña diferencia, con su creencia diferente, parece venir a socavar, a profanar, la plaza narcisista de un yo que se puede considerar autosuficiente. Como dice Sibony (1998) con su miedo al otro, la sociedad manifiesta su miedo a ella misma, a tropezar contra ella misma. Es decir, el miedo a reconocer sus contradicciones y reconocerse constantemente contradictoria.

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Correspondencia
Hada Soria Escalante. Correo electronico: hadasoria@gmail.com
*Gral. Francisco Villa 450, Dr Miguel Silva González, 58110 Morelia, Mich.
**Av. Ignacio Morones Prrieto 4500, Pte. San Pedro Garza García, N.L.

1Fragmento de entrevista realizada a mujeres migrantes en su trayecto por Veracruz. Los fragmentos de entrevistas aquí utilizados, son tomados de los documentos de la Dra. Hada Soria Escalante como parte de una investigación de la Universidad de Monterrey sobre violencia hacia migrantes en la frontera norte, realizada en 2019 y 2020. 2Fragmento de entrevista realizada a mujeres migrantes en su trayecto por el centro de México. 3Fragmento de entrevista realizada a persona migrante en su paso por Tabasco. 4Fragmento de entrevista realizada a migrante hondureña en su paso por Monterrey. de entrevista realizada a persona migrante en su paso por Tabasco.
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